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segunda-feira, 30 de novembro de 2020

La estupidez de creer que un “evangélico” en la política ayudará a cambiar algo

 

Era una vez que los cristianos votaban en secreto mismo, y siempre eligiendo cada uno al mejorcito, según su conciencia o después de sentir paz al orar. Era esa misma vez que, cuando el nuevo gobierno asumía, y andaba mal, el cristiano oraba y llevaba a toda la congregación a orar por él.

El mundo fue cambiando, y fue como si el dios Mamón estuviera ganando la batalla a nuestro Señor Jesucristo. Entonces, los teólogos y jerarcas de la Iglesia, tanto "evangélicos", como católicos, inventaron la Teología de la Liberación, intentando “libertar” a la mayoría del pueblo pagano y del pueblo cristiano pobre, de la opresión de los más ricos.

Me recuerdo cuando hablábamos en células “clandestinas” de que, como Hijos de Dios, estábamos destinados a ser libres, y no esclavos. Surgía así también, un “despertar de la conciencia” de Reino, y comenzamos a imaginarnos José de Egipto. Simultáneamente se levantaba un ejército de católicos laicos, deseosos de disfrutar de las “regalías” [1) prerrogativas o excepción particular y privativa que en virtud de suprema potestad ejerce un soberano en su estado; 2) privilegios que el catolicismo concede a los nobles en algún punto relativo a la disciplina de su Iglesia], y eso afectó también a los “evangélicos” que empezaron a vestirse como curas católicos, y a sacramentar sus templos con vanidades. Entonces, habiendo Dios traído un avivamiento espiritual simultaneo en la Iglesia Evangélica y la Iglesia Católica, entendieron que Dios les estaba confirmando en sus ambiciones de reino, aunque está comprobado que en el mundo entero, dondequiera que un “cristiano” entró a la Política, la corrupción aumentó y también la delincuencia y las muertes inocentes, no sólo de no nacidos aún.

Pero la Teología de la Liberación se fue volviendo políticamente izquierdista, entonces los neoliberales inventaron el Avivamiento por la Teología de la Prosperidad, con mayoría protestante. Y ahí sí, pareció al mundo, incluso a los católicos, que Dios por fin estaba entregándonos el Reino en la tierra.

Llegó el tiempo cuando los religiosos “cristianos” ya se sintieron y declaran capaces de hasta asaltar el Poder Estatal, y convertirlo en Reino de Dios, y ahí, se despertaron los impíos, paganos e idólatras, junto con los ególatras y adoradores de Mamón. Total, con un simple slogan, “La Patria arriba de todo. Dios arriba de todos”, o una Biblia en la mano, bastaría para usar y manipular un Cristianismo católico y protestante ya convertido a Mamón, y a favor del Anticristo que viene por la gestión económica de los adoradores de ese dios.

Entonces, si el religioso es de nuestro bando, le llamamos JUSTO, y recitamos profusamente Proverbios 29. 2, que dice: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; cuando domina el malvado, el pueblo gime”. Un texto que se refiere a un judío, y está en el libro que más declara la sabiduría humana de los judíos, y no la sabiduría divina.

El Nuevo Testamento claramente registra que ningún “justo” jamás cumplió la totalidad de la Ley Mosaica, y que no hay justo por su cuenta que valga. Esto, de esta parte de la Biblia, es completamente corroborado en todo el Antiguo Testamento. Hasta Dios mismo dijo <<Encontré apenas 3 justos entre los millones de Judíos de Mi pueblo: Noé, Daniel y Job>> [Ez. 14. 14] {justo según el Judaísmo, por supuesto). Si hoy le metieran al “diputado nacional evangélico” en un poso junto con leones, la religión estaría haciendo manifestaciones violentas, reclamando al Gobierno que lo salven, o lamentando la pérdida de su “justo” como mártir. ¿No era que dominaría el mundo? Si Dios le diera un diseño de una nueva arca, con certeza estaría él haciendo diferente y hasta publicitándose por eso. Si le sirvieran un banquete a cambio de una ley pagana, lo aceptaría. ¡Eso es la escoria de la Iglesia!  

Da vergüenza ver cómo católicos y evangélicos se creen mejores, y ahora haciendo manifestaciones como “de los Hijos de Dios” por las calles, sólo infamando a Cristo y Su Iglesia. Conocieron la Biblia sólo como “Cajita de Promesas”, algo esotérico y nada más; o en todo caso, como un arsenal de armas contra los otros pecadores.

Cuando un cristiano parece ser izquierdista en esto, considere. Tan solo conoce la Biblia y el corazón de Dios, y al Cabeza de la Iglesia, Jesús, más que todos los demás, pues, no fantasea con eso del Reino, cuando sabe que el Reino de Dios es otra cosa. Y se ofrece a ser disciplinado en él de por vida, y sin intereses de dominación y dinero, y tan solo como Iglesia Una en la ciudad.

En Maringá, Paraná, Brasil, pasaba yo a pie por un templo suntuoso, cuando de pronto, le veo a su Pastor-Fundador, el "Apóstol" de espalda, entonces le saludé y él me respondió: "Aquí es donde domino". Hoy es presidente del Consejo de Pastores, y por supuesto, Juez Supremo de sus hermanos, y de los Gobiernos Civiles de otro signo filosófico. Mañana dirán que la efigie de Mamón sonríe; no llora.

Dr. Tito Berry

 

 

 

  

 

 

 

domingo, 29 de novembro de 2020

Vencido. Más caro. Más barato. Mejor

 

Al ir a un supermercado, y recorriendo los anaqueles, consciente o inconscientemente, miramos y buscamos productos desde estas cuatro condiciones, o al menos considerando una o dos de ellas.

Así lo haré ahora, para detallar mi madurez en Cristo, por su gracia, y la manera como me conduzco en el Señor, frente a las cosas de la vida. En primer lugar, me reporto a Juan 1. 17 donde la palabra griega “aleteia” significa no apenas verdad sino también realidad. Desde esa base, LA ÚNICA REALIDAD ES CRISTO, y se los voy a demostrar con otros versículos muy inclusivos:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él. Él existía antes de todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para tener la preeminencia en todo, porque al Padre le agradó que en él habitara toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y también a ustedes, que en otro tiempo eran extranjeros y enemigos, tanto en sus pensamientos como en sus acciones, ahora los ha reconciliado completamente en su cuerpo físico, por medio de la muerte, para presentárselos a sí mismo santos, sin mancha e irreprensibles, siempre y cuando en verdad permanezcan cimentados y firmes en la fe, inamovibles en la esperanza del evangelio que han recibido, el cual se predica en toda la creación debajo del cielo; del cual yo, Pablo, he llegado a ser ministro” [1. 15-23].

Aquí el verbo “permanecer” está en presente de indicativo y no en futuro del subjuntivo. Es decir, no dice “si en verdad permaneciereis” sino “si en verdad permanecéis”. La permanencia en la fe y en la esperanza del Evangelio, sólo es posible si el Evangelio produjo la REALIDAD en nosotros, o en otras palabras, SI REALMENTE escuchamos el Evangelio, entonces tenemos la fe salvadora y la esperanza segura en nosotros, para permanecer. El Evangelio es el poder de Dios, y es el mismo Cristo. Sólo un falso evangelio nos hace creer y después, nos lleva a perder la fe y la esperanza.

En este pasaje crucial de las Sagradas Escrituras, CRISTO, LA FE, LA ESPERANZA, LA NUEVA CREACIÓN EN CRISTO, POR TANTO, EL SOSTÉN, Y LA COMPLETA RECONCILIACIÓN CON DIOS, componen La REALIDAD ABSOLUTA.

Escuchamos el verdadero y único Evangelio que salva. Se produjo por la gracia de Dios la Fe en nosotros. Creímos y fuimos salvos. Ahora tenemos nueva vida. También una esperanza inalterable. Fuimos reconciliados con Dios por todo lo que hemos pecado, y para todo lo que aún pecaremos. Estamos completos, y sostenidos para no caer jamás, porque estamos en Cristo Jesús, la Única Realidad. Todo lo que cae, no es real. Por ahora, los aviones no caen, no porque los hombres descubrieron leyes en el universo ni porque supieron usarlas, sino porque Cristo sostiene todo en el universo. Cuando Cristo decida retirar su sostén de las cosas, las cosas materiales caerán, y nosotros, vestidos de un nuevo cuerpo, ya no terrenal, sino celestial, subiremos contra la ley de la gravedad. Si eso no es la única realidad, ¿dónde puede haber otra más genuina que esa, que es el propio Cristo?

1.                 Mi cuerpo es material. A cualquier momento envejece, se auto-destruye por mal uso, se enferma y no se cura, se cae, se estrella contra algo y se hace mil pedazos, se quema o ahoga, y muere [2ª Cor. 5. 1-3]. Esto está en la Biblia, y se denomina “ser desnudado”. Siempre deseché el triunfalismo y la utopía pentecostal. En vez de pedir a Dios sanidad, siempre preferí pedir santidad.

2.                 Puede ocurrir que de repente sea trasladado por el Espíritu, desaparezca, y aparezca en otro lugar del planeta, o desaparezca para siempre [2ª Cor. 5. 4]. Eso se llama Arrebatamiento.

3.                 Enseñé a mi finada esposa, y a los hijos, a que cada uno se haga responsable de sí. Si quisieran imponerme alguna necesidad, me hacía el sordo ciego y mudo. Pues, lo que debía hacer, lo haría, incluso mandar, si necesario, o distribuir los quehaceres. Cobertura del esposo a la esposa, y cuidado de los hijos y la casa, incluye aparcería, complicidad, empoderamiento, y libertad. Si otro va a hacer mejor, que lo haga, pero nunca que me usen para todo [1ª Cor. 7. 29-31].

4.                 Enseñé a que deben estudiar, proveyéndoles los libros, y todo lo necesario, incluido espacio, tiempo y silencio. También les ayudé en las investigaciones, las tareas y las pruebas. El TCC [la prueba final para la formación universitaria en Psicología] del hijo del medio, lo hice yo, porque él, siendo guardia presidencial en Casa Rosada, no tenía tiempo, entonces compré el libro, lo resumí, y ahí él memorizó y se presentó a prueba, llegando a ser aprobado [Gl. 6. 2-5; Ap. 1. 3].

5.                 Tanto en estudios, como en trabajos, siempre les aclaré a los hijos que un día, estando bien, se acordaran de recompensar a los padres, y honrarlos. No llegan ni a una cuarta parte de lo que yo hice y haría con mis padres, pero no me desanimo. Son otros tiempos, otras circunstancias, y ellos todavía son jóvenes [Gl. 6. 6], y lo que un padre o una madre hacen por ellos, debe ser por amor, sin dependencia de ellos.

6.                 Las Herencias: He comprendido desde muy joven, que darle herencia material a los hijos, es lo que menos vale y más puede llevarlos a la perdición. Empezó en mí esta visión cuando en Santo Tomé un rico de apellido Centeno venía a la carpintería de nuestro padre, de traje y corbata a contratar nuestros servicios. El hombre era elegante, fino, educado, elocuente, y tenía mucho conocimiento, pero era amarrete. Un día quedó viejo, y andaba por las calles con una mochila enorme en la espalda, con diarios. Era lo que más mezquinaba y se cuidaba para que no tocasen su “capital”. Finalmente murió y su único hijo malgastó todo en poco tiempo, y se volvió también un pordiosero. Nuestro padre creció en la empresa, en la cual yo probablemente haya sido el que más invertí para que así fuera. Sin embargo, de a poco un hermano se iba apropiando de todo, y cuando me iba a casar, le pedí a nuestro padre que me dejara fabricar algunas cosas para vender, a fin de prepararme para el casamiento, y también, hacer mi propia cama matrimonial. Me permitió y también me pagó 3 herramientas usadas que encontré quien me las vendiera. Esa fue toda la herencia recibida de él, pero lo mejor mismo, fue Dios y la fe cristiana que padre y madre nos pasaron gratuitamente. Mi suegro, venido de Rusia, me ayudó infinitamente más; pero algunos de sus hijos me despojaron de casi todo. Mis hermanos [algunos] me robaron mucho; me echaron de la casa paterno-materna de todos nosotros, y en campaña política con el Doctor Reginaldo Brandán, me persiguieron e hicieron de todo para que no fuera electo. Aunque muchas veces me veía obligado a discutir, prevaleció en mí Romanos 12. 17-18 y 14. 19.

7.                 Sobre MAMÓN: Yo no entiendo cómo mis hermanos y hermanas, casi todos, se hicieron tan materialistas y capitalistas. Me recuerdo que nuestro padre no me perdonaba ni una. Siempre era yo quien más iba a recibir castigos de los más crueles imaginados, porque según él recitaba al pegarme: “Vos sabes que la Biblia dice que al que sabe hacer el bien y no lo hace, le es pecado”, y “el que se humilla, será engrandecido”. Tal vez fue eso que me formateó el humillarme siempre, agachar la cabeza, no responder, no reclamar, y siempre sufrir la pérdida callado. Con el tiempo, mi padre se descubrió: Me veía casi afeminado desde niño, y me menospreciaba. Me ayudaron policías, abogados, jueces, psicólogos y verdaderos amigos, haciéndome ver que no era pecado defender lo que fuese mío y lo que yo mismo era. Pero viendo que ni los cristianos son justos y solidarios, y que estafan, despojan, engañan, usurpan y denigran como cualquier mundano, decidí vivir la vida entera en la tesis de mi padre, aunque en parte equivocada, y siempre doy la otra mejilla.

8.                 Sobre Deudas: Aprendí a ser honesto e íntegro no con nuestros padres, que aunque lo eran, engañosamente lo hacían como bajo la Ley Mosaica y no la Gracia. Era clásico escuchar en casa quienes digan “yo no debo nada a nadie”. Aprendí solo, y en la guía del Espíritu Santo. Si a cualquier momento me viniera el recuerdo de una deuda, de cualquier tipo, me levantaba y encaminaba a arreglarla personalmente, cueste lo que costare. Colecciono una buena cantidad de testimonios maravillosos que glorifican al Señor, me dan paz absoluta, y me honran, y me disponen a las recompensas de Dios, las cuales también desobstruyen vidas, para que obedezcan el Evangelio. No obstante, cuando las personas no me aceptaron siquiera un encuentro con el anticipado mensaje de que quería arreglar nuestra relación, aprendí que Dios que conoce los corazones, para él, en este caso, las deudas fueron liquidadas y hasta pudieron pasarse a mis detractores, a su cuenta, delante de Dios. En Santo Tomé fui a ver a tres personas por deudas pasadas, una de las cuales ni sabía, y una de mis más hermosas experiencias fue con Beto, el hermano de Nilsa Esponda, que felizmente nos reconciliamos a tiempo, como todos los casos que tuve que enfrentar. Por favor, no quieran más explicaciones, porque hasta muertes hubieron y desgracias muy tristes en aquellos que se cerraron a mí.

9.                 El Trabajo: Caín entendió que la sentencia divina respecto del Trabajo, implicaba un abandono total de Dios a que los humanos se arreglasen como pudieran, y entonces salió a trabajar duro, y probablemente le daba rabia ver a su hermano Abel pasándose el día tranquilo con una varita en la mano, por veces sentado en el pasto; otras veces bajo un árbol, a su sombra, o junto a los arroyos. Caín idealizó el Capitalismo; el camino del esfuerzo, de la méritocracia, del sacrificio, todo lo cual implica poco o mucho de engaños y maldades. Abel no lo entendió así. Yo mismo manifesté sorpresa porqué mis hermanos son diferentes de mí persona, pero luego veo que mis hijos no siguen mi camino. O unos nada; y otro apenas un poquito. Sin duda, no es pecado ser uno mismo, pero eso nos muestra que la genética y la energía psíquica de los padres sobre o en nosotros los hijos, no siempre cumplen el ideal de su génesis. Desde muy niño, me preocupaba por la verdad, e invertí en conocerla, y aprender el camino correcto, verdadero y de vida. Tanto que eso fue un ideal, como también una realidad relativa, no absoluta. Me fui formando en varias profesiones, con tal de descubrir lo mejor para todos, y vivo sin soportar tener a alguien por cerca, cualquiera sea, ignorando o padeciendo alguna carencia. Mis formaciones están absolutamente a servicio de mis compañeros de ministerio, mis hijos, mis familiares, mis amigos, porque más no puedo, y esa visión abélica y no cainita, me lleva a ser “pobre”, aunque no infeliz.

10.             Ninguno de mis hermanos tuvo un llamado pastoral y una misión tan claramente definida y destacada, marcada antes de nacer, como fue mi caso. También son incontables las veces que atentaron contra esa misión mis propios hermanos, y vecinos de las ciudades donde viví. Si al menos los hermanos cristianos lo hubieran reconocido, y respetado, como hasta ahora Dominga Acosta, Gregorio Velázquez, Mario López, y el Padre José Ceschi, sería famoso. Pero de esto también el Señor me libró.   

11.                  Capital: Por defecto de personalidad, o por razones coyunturales, o por voluntad de Dios, mi hermano Mario llegó a decir un día, que si yo hubiera acumulado todo lo que había adquirido, sería el más rico de la familia. En efecto, mucho recibí de mi suegro, y mucho trabajé, y gané bastante en mis diversas actividades, además de lo mucho que supimos cuidar y fui capaz de reciclar, pero nunca acumular; antes, siempre dar y ayudar a otros. Hasta el dinero, después de pagar las deudas normales, y comprar algo esencial, lo sobrante siempre doné a otros que vi necesitados. Y Dios siempre me honró. En lo ministerial, viví como rey, con mi familia como imperio. Pero siempre me persiguieron por mis capacidades, mis éxitos y el amor de la gente por mí, en especial.

12.              La Envidia: Fue el monstruo que más me persiguió, no solamente de parte de hermanos en Cristo que deseaban ser “ministros” de mi nivel, sino mucho más de las jerarquías denominacionales, y ¡PASME! De mi propia esposa. Cuando salíamos de Lages, SC para Mendoza, ella confesó que no soportaba lo mucho que me elogiaban, respetaban y galardonaban. ¡Pobre! Ese mal la dominaba. Y eso que nunca la dejé de lado, sino que siempre la honré y valoricé. Entre los ministros, también; siempre hay quienes son mediocres, y no aceptan ayuda para su superación, de tanto orgullo que no los deja reconocer su carencia y la superioridad de los demás. Estando en Mendoza, Argentina, Elena me mintió que nos pedían y hacían lo mejor para que fuéramos a radicarnos en Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco, y al llegar allá, la maldita envidia cambió su carácter contra mí, públicamente. Sólo entonces me puse en alerta e investigué a fondo la razón, descubriendo que ella no podía ver una de sus hermanas, o uno de sus hermanos prosperar, que volvía a casa loca contra mí. Ella ya partió con el Señor con 56 años de edad. No me avergüenzo de contar esto, porque los pastores fueron peores. En Lages había conseguido en la Municipalidad cuando un señor de apellido Colombo era intendente, un dinero para construir en nuestra Iglesia un predio de tres pisos, para morada pastoral, seminario teológico y el templo. Cuando el Directorio denominacional supo, me mandó anular todo, con la amenaza de que si no lo hiciera, sería despedido [con la familia a la calle]. En Blumenau, SC, había un pastor que me persiguió hasta la amenaza de pedir a la Policía Federal deportarme. [QEPD]. Partió con el Señor con 63 años de edad y si sus acusaciones fueran verdaderas, imposible que no haya alguien en este vasto país y conmigo en la WEB el tiempo todo, que no me llevase a la Justicia. En otra ciudad los católicos llevaron una denuncia falsa al Juzgado de Menores [juntábamos muchos niños en la Iglesia], y el Juez me citó, pero yo envié una carta y no me presenté, y jamás me importunó; de esto hace más de 20 años. Un falso pastor que jamás me sonrió; desde que nos conocimos me desconfiaba [un paranoico crónico], recibió de mí una publicidad de un Congreso de mi amigo el Apóstol Juvenal García de Jujuy, y callado se ausentó de la ciudad, hasta que su esposa me declaró que había ido al Congreso sólo. Allá me difamó, ciertamente. Un diácono de su iglesia me acusó en la Policía Federal donde él era oficial. Mientras tanto, dos importantes ciudades estaban revolucionadas por el poder de Dios manifiesto en mis ministraciones, y los hechiceros se estaban convirtiendo y yo mismo ayudando a destruir más de 300 ídolos mágicos. Entonces, el Espíritu Santo me dio la estrategia, y la usé fielmente. Conclusión: La abogada oficial de la Policía Federal contratada para defender la Fuerza, me defendió a mí, después de que firmaron nuestra deportación en cinco días, y en vez de expulsarnos del país, nos dieron la permanencia. Aquí les dejo un infinito Etc., donde Jesús es El Señor.           

13.                  Los demonios de Sáenz Peña: Esta ciudad chaqueña, fue más amada por mí, que mi propia ciudad natal en Corrientes. Las marcas buenas de ella, son incontables. Volvería a vivir permanentemente allí, así partiría con el Señor desde allí, y me sepultarían con mi amada esposa. Pues mi deseo, y tal vez de probable acontecer, se basa en que no tengo “la cola entre las piernas”, aunque algunos, como el hijo de un pastor, me odian. Este mismo joven, a quien yo tanto le ayudé, llevó a un hermano cristiano de origen toba una difamación de mi persona. Un día este hermano me trató mal, afirmando que “nunca podrás pisar Brasil de vuelta, porque allí nadie te quiere por lo que hiciste”. Eso fue en el año 2004. Aquí estoy en el 2020 desde el 2009 radicado legalmente y andando libremente por todo el país. Otro día, el intendente Gerardo Cipolini, hoy Diputado Nacional por CAMBIEMOS, me encontró en la calle, y paró para abrazarme, pidiéndome que volviera a la ciudad. Un pastor de allí a los pocos días que quedé viudo, me dijo: “Dios te libertó de esa raza de gente. No lamentes; no perdiste nada; ganaste libertad, porque ellos querían verte muerto”. Ya murió uno que me amenazó frontalmente; murió ciego. Murieron varios inocentes, la raza está quebrada, llorando sus pérdidas, mientras yo no festejo nada; muy por lo contrario, lamento y lloro con ellos, pero ellos no cambian su preconcepto de mí.

14.              Una historia nunca contada, o mal contada: Fui yo quien llevó a la ciudad de Santo Tomé la Iglesia de Dios con sede en Leandro N. Alem. Un día la Revista La Trompeta de la denominación, editada en Bolivia por un misionero, lanzó un concurso que yo gané. Entonces me pidió una autobiografía. La envié. El hermano publicó que yo era “Ministro de la Iglesia de Dios”. Uno de sus pastores, Bernardo Fischer, se enloqueció y me destrató violentamente, acusándome falsamente. Hice copia de la carta enviada al periódico, y le entregué a Bernardo para que comprobara que yo nunca me había atribuido tan honorable título de ministro de ellos, perteneciente sólo a ilustres como él. Ni así cambiaron; al contrario, me desecharon completamente. Pasó un tiempo y un hermano de la ciudad a quien “le salvé” de no apenas las sectas sino también de que asesinara su esposa e se suicidara, habiéndose hecho pastor de esa denominación en dos iglesias simultáneamente, después de esto, tuvo un accidente con pérdida de vida de uno de la familia, y de una de sus piernas. En aquellas circunstancias le pasé una Biblia que necesitaba, que me había sido consignada para la venta, por un hermano de apellido Alarcón, de Posadas. El hermano nunca pudo pagarme, y yo nunca más pude volver allí, hasta que largaron plumas desde un avión difamándome, y entonces, ya ni me importó más ir a verlos, porque pagarles la Biblia no sería un gran problema; problema mismo sería que se pusieran a juntar las plumas desparramadas. Y mi acción “misionera” a favor de la Iglesia de Dios en Santo Tomé y Sáenz Peña, que en la Sede consideraron un despertar de Dios, se volvió en división de 8 de sus iglesias, incluida la de Santo Tomé, de la madre-iglesia de Alem. ¿Y saben cuántos de esa Iglesia en mi ciudad natal me quieren? ¡Nadie! ¡Ni mis hermanos congregantes allí!

Cada día que pasa, y en pandemia, y además, por ver mi misión estar llegando a su consumación, me veo más cerca del día de mi partida. Este resumen de 6 páginas no es ni la punta de un alfiler de lo ya escrito por mí de mi vida en con y para Cristo, pero por este resumen deseo que me conozcan y comprendan un poquito, y que los ministros y aspirantes a ministerio puedan por este escrito-confesión repensar el ministerio. Es cuestión de todo, o nada; de morir o morir al yo; de perder, y no ganar; de dar la otra mejilla, y las espaldas también; es en plenos templos de adoración, tener a un publicano orando alado, condenándonos. Es “voto de pobreza”; es recorrer el mundo descalzo, o en sandalias; es gastar de lo de uno, y gastarse. Es ser difamado por muchos, y mano de Dios para tal vez muchos más. Yo preferí ser un Pedro lleno de defectos, en vez de ser un Judas rico y poderoso capaz de hacer la historia cambiar.

Mi vida se reduce a VENCIDO por Dios, no por el pecado, el mundo y la religión. Él me usó y usa aún, tan solo después de vencido. Siempre buscando LO MEJOR, y no necesariamente LO MÁS CARO, y jamás gastando el dinero, y el tiempo, ni gastándome en LO MÁS BARATO. 

Por hoy… Gracia y Paz.

29.11.20

Tito Berry     

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TITO BERRY