Ex Jefe del Ejército Argentino
Hijo de la Tía Lita que vivía en un rancho a los fondos del Itacuá, casi Río Uruguay, donde tuve la oportunidad de estar mandado por mi padre, Anastacio Aranda, hijo de Gregoria Cáceres de Aranda, prima de la Tía Lita. Ciro, como le llamábamos, era entonces, primo de mi padre por segunda generación, y mi persona, Justo Jorge Aranda [TITO BERRY] primo por tercera generación. Ciro es extinto, y su cuerpo yace en el mausoleo central del Cementerio Santo Tomás Apóstol de nuestra ciudad natal, Santo Tomé, Corrientes.
Veterano de Malvinas, correntino y de la gloriosa Caballería Argentina. Siempre lucia orgulloso la boina negra que caracteriza a los tanquistas. Matero a mas no poder, tropero y de caracter firme y justo. No fue escuchado en las islas, cuando pidió el mismo, reforzar San Carlos, porque allí se haría el desembarco británico...y allí fue. Otra hubiese sido la historia si lo oían. Siendo Comandante del querido EA, pidió los indultos para el Coronel Seineldín y sus carapintadas, habiendo sido el mismo, mediador de partes, para evitar derramamiento de sangre entre hermanos. Sin embargo, CLARÍN publicó en sus dos páginas centrales toda la historia de la relación Cáceres-Seineldín, conteniendo una carta de este, reclamándole al General cumplir su promesa para con él. ¿Qué promesa sería esa?
Por muchos años pesquisé en la web, y nada encontraba acerca del General Cáceres. Era para cuestionarlo; máximo, cuando a un solo año de jefatura del Ejército viene a óbito en una cena pública, debido a un aneurisma de aorta.
Finalmente, vine a descubrir los siguientes link de Wikipedia nuevos donde se lo menciona resumidamente: https://es.wikipedia.org/wiki/Carapintadas - https://es.wikipedia.org/wiki/Isidro_C%C3%A1ceres - https://www.resdal.org/Archivo/mar-5.htm - https://www.resdal.org/Archivo/sain-cap6.htm - https://elpais.com/diario/1988/12/07/internacional/597452406_850215.html - https://www.pagina12.com.ar/309658-a-30-anos-del-levantamiento-carapintada
En diciembre de 1982, fue designado agregado militar en la Embajada del Brasil [donde me radiqué de por vida], cargo que ocupó hasta diciembre de 1984. Su esposa Gladiz Lopez fue una de mis maestras.
La historia del Ejército Argentino, en el marco de la Democracia, siempre fue de permanente conflicto, con golpes de estado, insurrecciones, levantamientos militares diversos, incluida la rebelión de Juan Domingo Perón. Yo que hice el Servicio Militar, puedo “opinar” con cierta sensatez. La Facultad de Humanidades de Buenos Aires divulgó un escrito de 13 páginas, cuyo contenido coincide con lo que puedo comparar:
Una cosa es la moral, y la moralidad, y el
moralismo, y otra muy diferente es la concepción de carácter y personalidad,
junto con un comportamiento cristiano [de Cristo] evangélico [del Evangelio de Cristo] bíblico. Toda moral es por consenso;
nunca bajan del cielo en un pañuelo en el pico de una cigüeña. Muchos comportamientos
que en un tiempo fueron censurados como malos, en otros tiempos y lugares no
lo son. Algunos cambios son malos, innecesarios, vulgares y forzados, pero otros
son necesarios por el contexto y otras razones. Yo no aprendí nada nuevo en el
servicio militar; por lo contrario, me presionaba a degradar, sin embargo, a
otros sirvió, mientras que el mismo Ejército apañaba y protegía a algunos
privilegiados. He visto llegar unos padres con su hijo de pelos largos, y al
ser incorporado, de inmediato quedó de acompañante nocturno del jefe de compañía.
También he visto a mi hermano mayor servil y esclavo de sus superiores, para
que no le censuraran por presuntas fallas. Veo en el Ejército más un culto al
hombre fuerte, a la jerarquía, y a una moral buena, pero no siempre inflexiblemente justa, que solo les sirve para
imponer a la sociedad civil, pero no para ellos, y creo que el General Isidro
era prácticamente impecable en esa moral, tanto que primero le enfrenta a
Seineldín, luego le defiende [juicio y misericordia es una pareja cristiana]. Mi padre fue también muy noble en la misma moral de
la época, y no se doblaba por nada. Ahora bien, el mundo cambió, pero los
militares lo miran de soslayo, a fin de poder tener en la mira a uno de sus más
insoportables enemigos, PERÓN, y culpar a toda nueva moral una degradación
peronista. Y al final, levantamientos contra gobiernos y políticos peronistas,
les sirve para tapar sus propios males, por una moralidad incapaz de reciclaje
y modernización, o al menos contextualización imprescindible. Será muy bueno que el Ejército, principalmente, de entre las Fuerzas Armadas, perdurara en su moral, pero siempre actualizándose, y acompañando el proceso de la vida de Iglesia del Vaticano, ya que siempre fue mayoritariamente católico, y espejándose principalmente en Paulo Sexto y nuestro Francisco. Pues, el Capitalismo que siempre se entrelazó con los militares, cada día tiene menos del Evangelio de Jesucristo, por eso a muchos les parece un hereje, el Papa actual.
Para mí es un orgullo ser descendiente de
Cáceres, como de los Aranda, y también de mi madre, los Aguerreberry, de donde
extraigo mi segundo nombre artístico, pero no como vidrio... La Argentina nunca más
tuvo paz, desde el enfrentamiento CIVILES-MILITARES de 1930. No sería ni
posible ni recomendable eliminar de raíz uno de los lados, por lo que los
argentinos debiéramos poder definir de por vida si nos gobernarán militares, o
civiles, puesto que en algún lado hay un odio y una soberbio inflexible que
destruyen la Patria y el País. Y que ese pacto delimitara todo lo concerniente a nuestro pasado, hasta las mismas opiniones, y mucho más sermones eclesiales, interferencias religiosas de cualquier tipo, periodismo inclinado a crear lagunas sociales, escuelas, universidades, y las leyes. ¿Por qué tirar piedras a los que ya no están, y muertos a los adversarios y soltar perros a los vivos que aman a la misma patria, diferentemente?
General Isidro Bonifacio Cáceres
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