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domingo, 25 de outubro de 2020

DOS MODELOS DE TRABAJADORES

 

Dependientes del Árbol de la Vida

Dependientes del Árbol del conocimiento del bien y del mal

Tener en claro la dimensión mística, espiritual y trascendente de los dos Árboles del Jardín del Edén, nos resuelve casi todas las dudas y confusiones teológicas. Nunca falta quien pretenda desmistificar [y no desmitificar] esa maravillosa y única tipología de Dios en el principio de su revelación personal a la Humanidad.

Ni los judíos pueden negar que Dios se haya revelado GRADUALMENTE. Deuteronomio declara: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas, las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley”.

En esa gradualidad, Dios primero se reveló como Espíritu [Gn. 1. 1]. Enseguida, como el humano perfecto, sin pecado, y luego, como un árbol llamado Árbol de la Vida.

Evidentemente ese árbol es la persona bendita, divina y eterna de Jesucristo, el Hijo, según Juan 15 y Hebreos 10. 20. Todo el Evangelio de Juan presenta a Jesús como LA VIDA. Y Jesús aquí se revela como UNO con y en el Padre, y en el 6, que es comible.

En Lucas 4. 4 el mismo Jesús dice que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”, citando Deuteronomio 8. 3. No hay nada en Jesús, y en el Nuevo Testamento, que no esté conectado con el Tanaj y el Árbol de la Vida [Juan 5. 39-40].

Concerniente al trabajo, Jesús dice en Juan 6. 27: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a Éste señaló Dios el Padre”. Para éste “SEÑALADO” para patrón, todo el que no trabaja en la Obra de Dios, es desocupado [Mt. 20]. Yo diría vago, porque todo lo que hace, lo hace para su propio "yo".   

Cuando Dios declaró cuál sería el futuro del hombre [el macho] después de su caída en el pecado, aclaró: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu esposa, y comiste del árbol de que te mandé, diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. El sufrimiento de la mujer en el tema trabajo, nunca proviene de la tierra, sino del hombre vengativo y “cainita”.

Aquí hay varias verdades, pero las principales, son: 1) Oír y obedecer la voz del humano y no la de Dios, es la primera causa del sufrimiento del trabajador; 2) el hombre no fue maldecido, sino la tierra. Desde entonces, la tierra nos resiste; 3) Dios seguiría alimentando a los humanos por su Creación, la Naturaleza terrenal, aunque el hombre sufriera al extender su mano para sacar de ella el pan de cada día. Aquí no hay una condenación que nos obligue a VER EL TRABAJO como algo que DOMINAR y sus resultados como algo que CONQUISTAR. Aquí tampoco dice “el que no trabaje, que tampoco coma”, sino “Yo les seguiré proveyendo el alimento diario, pero a ustedes, les costará tomarlo”. Ciertamente, todo indica que Adán y Eva contaron todo lo que les pasó en el Edén, y por qué ahora estaban impedidos de entrar a él, incluida la promesa del 3. 15. Entonces, Caín pensó: Dios nos abandonó, y ahora, si yo no laburo, y no me esfuerzo, no tendré mis alimentos, y como intentando hacer a Dios cambiar, le trajo sus ofrendas sin que Dios le pida, mientras que Abel imaginó que cuando Dios mató un animal [probablemente una oveja] para cubrir a Adán y Eva que pecaron, que la promesa se referiría a una persona que muere por redimir a la humanidad caída, y Dios le aprobó.

Hilando fino, el maldecido “Camino de Caín” en Judas 11, es la misma señal puesta por Dios en Caín, la de la RELIGIÓN [búsqueda de religarse a Dios], y de la MÉRITOCRACIA [que es el intento por agradar a Dios por el esfuerzo humano en el trabajo].

Lo que pasó fue como cuando un padre le dice a su hijo holgazán “yo no alimento a vago. Anda a trabajar; no me vengas más sin haber trabajado”, y el hijo toma para sí que el padre le haya dicho “no me aparezcas más si no trabajas”, y que “le negó un plato de comida”, y entonces se va a “la tierra de Nod”, toma una mujer, toma la ciudad, y se venga de Dios dominando a la mujer y a los hombres de la ciudad.

Bien. Eso es la méritocracia, y la religión que Dios no acepta. Nunca Dios dijo que esté mal trabajar por lo temporal, y tampoco que para conseguir el pan de cada día había que sufrir. El sufrimiento no sería en la calidad de esfuerzo humano, sino de resistencia de la tierra, y de los demás hombres sin Dios, sino, no seríamos enseñados a orar el Padrenuestro.

Los comunistas inventaron las 3 “T”, y saben qué? Sacaron de la Biblia: Tierra, Techo y Trabajo. Esto está desde Génesis hasta Apocalipsis. Cada ser humano tiene ya asegurado de Dios los tres elementos para vivir. Los ambiciosos, los religiosos y los creyentes de la méritocracia buscan tener siempre más, en muchas de las veces, influenciados por el espíritu de ganancias del mundo, cuyos idearios humanos impusieron el Consumismo que genera nuevas necesidades continuamente, y lleva a los hombres a la méritocracia a fin de que alcancen lo suyo más lo ajeno, y en el final de sus vidas temporales, se hagan su propio dios proveedor.

De ahí que Jesús dijera: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a Éste señaló Dios el Padre”. Por las mismas razones, Dios nunca puso como condición para la salvación el ser pobre materialmente, e impedido el rico de serlo, sino que dio la Salvación para todos, gratuitamente, pero eso sí, exige de los ricos una vez salvos, convertirse en RICOS PARA CON DIOS [Lc. 12. 21], “teniendo todo en común en la Iglesia”.

Si no tienes corazón de compartidor, solidario, generoso, y a la vez humilde para no reclamar propiedad de nada, no busques ser próspero materialmente, porque las riquezas te condenarán, porque engañan. Pero si buscas cada día tener más y más, mira que no estés cayendo en el camino de Caín, el lucro de Balaán y la contradicción de Coré, y termines perdiendo el Reino Milenial de Cristo.   

Trabajar en la visión del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, es el camino condenado por Dios, de Caín, la méritocracia y la religiosidad, mientras que trabajar confiando en la VIDA, Jesús el Pan y el agua viva, es tan trabajo como el otro, sólo que sin creerse meritorio ni tomando el trabajo como religión. Esta visión bíblica resumida aquí, te debe arrancar de una posición política anti-Cristo, y convertir de la religión para una vida de absoluta hijificación, orando el “PADRE NUESTRO”, compartiendo las respuestas del Padre con otros.

Nunca te mientas, porque los mentirosos no heredarán el reino de Dios. Los que no tienen su propia TIERRA, su propio TECHO, y un TRABAJO digno, casi siempre la razón es que otros acapararon más de lo debido, y esto está en la Biblia desde antes de existir el Izquierdismo.

Ap. Tito Berry

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