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terça-feira, 27 de outubro de 2020

Pandemia [mundial] Juan Bautista y Jesús

 



Pandemia no viene para individuos, sino para todas o casi todas las naciones del mundo. Juan el Bautista llamó al arrepentimiento y la reconciliación de familias. Jesús trató al individuo.

Entienda estas diferencias:

Hoy veo en el internet una foto de un poste de noticias cristianas.com: “Argentina: pastores predican en plazas hasta que abran las iglesias”. En los comentarios un pastor se defiende de alguien que critica la actitud de esos pastores, diciendo: “lo que tú ves, es que la Iglesia está como un cascarón sin vida, como algo sostenido por un reglamento, o un determinado número de socios... Puede ser que en algunos lugares esté así, y también están los apóstatas, los religiosos, los que predican por ganancias deshonestas, por envidia, celos, contiendas, vanagloria. Pero gracias a Dios no en todas partes es igual”.

Nada contra ninguno de los dos, pero permítanme mostrarles un camino más excelente: Antes de Juan el Bautista llamar al arrepentimiento, hizo un trabajo de reunir a las familias en uno; buscó al padre que le echó al hijo de casa, y al hijo rebelde que se fue sin razón, y hasta a gente intolerante que no se dejaba hablar nada, justificándose por la Ley Mosaica, o por sus moralidades y razones. Los llamó y reunió para que pudieran preparar sus corazones para recibir al Mesías Jesús.

El contexto en que Juan empezó a predicar anunciando a Cristo, fue este: Los judíos rechazaban otra clase de “hijos de Dios” que no fueran judíos, y sus familias estaban divididas; también las familias de los paganos. Llegó Jesús, y sólo entonces Juan habló de él. No se le ve a Juan buscando a su primo, sino cumpliendo su misión como su padre Zacarías en Lucas 1. 76 profetizó sobre él. Antes de verle en Juan 1. 29-34, estaba Juan en Betábara, “al otro lado del Jordán”. En muchos manuscritos aparece este lugar en Jn. 1.28 como “Betania del otro lado del Jordán”. Orígenes prefería esta lectura, al mismo tiempo que admitía que la mayoría de los manuscritos contemporáneos le eran adversos. Según él la etimología es “casa de preparación”, lo cual asociaba con la “preparación” de las familias que pregonaba Juan. En su época, dice, dicho lugar se indicaba como el del bautismo de Juan, donde hoy se levanta un monasterio de Juan Bautista.

Betania significa “Casa de los pobres”, entre otros significados, pero Betábara era “al otro lado del Jordán”, como otra Betania que en su significado comulga con la anterior, y agrega la idea de “preparación”, como lugar de reunión de las familias, reconciliación, arrepentimiento y expectativa correcta para recibir al único que les iba a perdonar los pecados. Fue en este contexto que “muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo” [Mt. 3. 1-12] cuando Juan les reprendió diciendo que nadie era más “hijo de Dios” que nadie.  

Juan no llamó a reorganizar familias nucleares, sino a reunirse padres e hijos divididos, separados, enemistados, y en estado de rebelión entre ellos, a fin de que pudiera “toda carne ver la salvación de Dios” [Lucas 3. 1-20]. Fue entonces que los judíos gritaron: ¡Epa! ¡Familia de Dios somos solo nosotros los judíos! Y Juan respondió: “Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras”. Juan priorizaría a los judíos, para que se volvieran a “su Dios”, y también llamaría a “todas las familias de la tierra” como prometido por Dios a Abrahán en Génesis 12. 1-3, a prepararse por familias, para esperar y recibir el perdón de sus pecados.

Aquellos hermanos en Cristo que hacen de todo para revertir la Pandemia en epidemia, o sea, de un mal mundial en un mal sólo para los que “no son hijos de Dios”, según sus ideas sectarias y exclusivistas, también rechazan que Juan llame a todas las familias, de cualquier tipo, las abrace, reciba y reúna en la “Casa de Preparación” para recibir al perdonador y Salvador Jesús. También se niegan a entender que la Iglesia debe ser una CASA DE PREPARACIÓN, no una casa de fiesta de ricos, abastecidos y perfectos. Y entonces, viene el Mesías llamando individualmente a “algunos” en Mateo 16. 24-25, y ellos van a la plaza a “evangelizar” un evangelio exclusivista en que los que van a entrar deben entender que sólo adentro de su religión pueden ser “Hijos de Dios”. Por eso gimen por sus templos. Y quien no entienda esto, es porque todavía no comprendió que estamos en pandemia, no en epidemia para “mundanos” solamente. El lugar de reunión de la Iglesia son las casas. El templo y las sinagogas judías eran transitorios. Veo a la gran mayoría de "cristianos" escondidos como Adán y Eva desnudos, y no obedeciendo al Soberano Dios en la Cuarentena del Jardín del Edén, y cuando Dios les pregunta dónde están, recién ahí se dan cuenta que estar fuera de lo que el Soberano determina, es mostrar su desnudez, y la ropa que Dios les ofrece hoy, es la que anunciaba Juan: SUS CASAS como Casas de Preparación, para la Segunda Venida de Cristo.   

Ap. Tito Berry    

 



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