Algunos ven exactamente lo que ES. Otros defienden lo que los antiguos vieron...
En los días de Lutero, Calvino y Arminio principalmente, la diferencia, y las razones para los debates y la división, había sido si la Salvación era pura y exclusivamente por gracia, a través de la fe, dependiendo absolutamente de la Soberanía de Dios, quien podía elegir a quién Él quisiera, o si también dependía del libre albedrío humano.
Los tiempos han pasado, y hoy prácticamente la mayoría de los cristianos aceptan estas diferencias como secundarias, y no pueden negar que en ambos segmentos sociales "evangélicos" hay verdaderos salvos en Jesucristo. Entonces, ¿qué resta en ellos como destaque para que podamos tenerlos como íconos teológicos en nuestros seguimientos y convicciones?
No los subestimemos, pero, agreguemos al aprecio que tenemos por estos hermanos nuestros que ya no están con nosotros, el prestar atención a los resultados mayoritarios de las tres corrientes teológicas [protestantes] mencionadas, a lo largo de la historia de la Iglesia desde el siglo XV en adelante. Y preguntémonos qué diferencias, o cuestiones teológicas nos dividen, para entender que el momento teológico que vivimos hoy está lejos de ese, y que urge prestar atención en quienes Dios ha estado suscitando en nuestro siglo y todavía están con nosotros, y que pueden guiarnos adecuadamente.
Quizás sea necesario algún debate, como en la época de los teólogos antes mencionados, pero, sobre todo, hay que imaginar un itinerario más maduro, de mayor gracia, misericordia y perdón, para cumplir más adecuadamente el Plan Eterno de Dios en este último tramo, en su sustancia genuina, implicación y demanda por la justicia al humano, al Diablo y a Dios como es debido.
En esta línea, veo a Watchman Nee como “cabeza de playa” en el período posterior a la Reforma Protestante, y en diferente gradualidad a Madame Guyon, los primeros menonitas, René Padilla, Luciano Jaramillo Cárdenas, Juan Stam, sobre cuyos hombros no puedo decir que estoy creciendo, porque solo me alimenté de Nee y Madame Guyon, y en lo demás, creé mis propias indagaciones e investigaciones; mis preguntas, mis inventos y los esquemas, síntesis y otros recursos, a la Luz de la Palabra escrita de Dios y del Espíritu Santo.
Paul Hiebert, misiólogo, tenía razón cuando dijo que “toda iglesia necesita desarrollar una teología contextual, que tenga sentido en su cultura y que responda preguntas de relevancia cultural”. Porque no podemos proclamar el amor de Dios e ignorar la inequidad estructural y sistémica de sociedades profundamente arraigadas en la desigualdad y la exclusión.
El autor católico J. Severino Croata tiene razón en su libro “Éxodo: Una hermenéutica de la libertad”, cuando describe la importancia de la EISEGESIS, y también el pastor bautista Ed René Kivitz cuando menciona en un contexto muy diferente al de los “evangélicos” distorsionando para escracharlo en las redes, la necesaria actualización de la Biblia.
Autores como John Piper y John Mc Arthur, aunque profundos en teología, como el brasileño Augusto Nicodemus, siguen muy apegados a un clasicismo ortodoxo y fundamentalista del siglo de la Reforma Protestante, y no se dejan renovar por el Espíritu Santo para extender la visión radical a la situación social actual, tan necesaria en el celo por la pureza del Evangelio de Jesucristo por encima de las concepciones limitantes de la Iglesia.
Hoy me encuentro en condiciones moderadamente adecuadas para dar a conocer la salida de este laberinto, y sin ninguna distorsión o manipulación del texto sagrado, podemos aplicar al contexto actual el mensaje de la Consumación de Cristo en la humanidad actual y en sus sufrimientos por la injusticia y el amor excesivo al dinero, dentro de la Palabra de Dios escrita, donde encontramos al Creador, Redentor y Padre incluyéndonos a todos desde antes de la fundación del mundo, y mucho más a los pobres.
Necesitamos urgentemente volver al Cántico de los Cantares, donde el Amado ya no es buscado ni pretendido, ni presuntamente capturado por potables concubinas que le ofrecen un cuadro pictórico de doctrinas maquilladas artísticamente de una doble vida en la que quieren a Jesús pero también sus ídolos, sino una sala de intimidad real donde todos podamos ser incluidos en Ella, y ser la única en el Universo, eternamente, como Él diseñó y por quien pagó el precio. Esta posibilidad solo proviene del Plan Eterno de Dios, y nunca vino ni vendrá de las diferentes corrientes teológicas que dividen y priorizan doctrinas según el entendimiento finito de cada ser humano, en lugar del Amor.
Aunque los dos únicos fundamentos de la Salvación son la Gracia y la Fe, se nota en el Nuevo Testamento que en ciertos casos, y en ciertos momentos de la historia, el Salvador debe agregar Misericordia, de lo contrario, los humanos no se sentirán atraídos por Él, porque el momento teológico actual es exactamente esto desde que Mamón ganó un altar en las iglesias de los hombres de hoy.
Dr. Tito Berry
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