1. No tener, guardar, retener lo ajeno. De tiempo en tiempo hay que revisar la casa y restituir lo ajeno, incluso lo simbólico, como la honra. Este puede ser un acto inconsciente.
2. No falsificar ni apoderarse de lo ajeno. No gastar de manera que hasta la cuarta generación viva maldecida en la pobreza, contienda o desgracia, aunque Dios tendrá misericordia de los herederos dañados. Este es un acto consciente.
3. No engañar ni engañarse. Impeachment por usar el nombre de Dios vanamente [muy apropiado para políticos, jerarcas religiosos y empresarios que se creen bendecidos por Dios mientras roban, mienten y hacen injusticia].
4. No olvidar de consagrar un día para no trabajar sino adorar a Dios. Trabajar sólo 6 días seguidos, y cuidar de que hijos y empleados puedan tener ambos: trabajo y descanso, independiente de cómo y en qué lo usen. Los ricos malos también no usan su día de descanso para Dios, ni los lucros del trabajo para el bien y la justicia.
5. Honrar a los padres, cuanto menos, en beneficio propio.
6. No apoderarse de la vida ajena. Una simple calumnia o persecución gratuita, puede restar vida a nuestro semejante.
7. No apoderarse del cónyuge ajeno. También incluye novio/a, pues, aquí la palabra es usada como sinécdoque, por su énfasis en lo extremo de lo sexual.
8. No apoderarse de cosas ajenas.
9. No dañar la vida ajena, su honra, su derecho, su verdad.
10. No codiciar nada y a nadie ajeno. Cierto emprendedorismo; ciertas determinaciones; ciertas conquistas no pasan de codicia. Dios no quita de ningún humano lo esencial para vivir, y si algo quita, será el excedente de uno más rico y pagano, para dar a un hijo de Dios, pero nunca quita de uno de sus hijos para darle a otro hijo de Dios.
©Tito Berry
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