Esta madrugada desperté con esta idea del título, relacionada con los pastores. Abrí mi computador, y la primera noticia que leo fueron las palabras del Doctor Aníbal Fernández, diciendo que entre un político y otro, prefería uno de ellos. No es el tema a desarrollar, por lo que me privaré de revelar más sobre lo dicho por un eximio hombre de ley, parámetro éste extremadamente necesario en al ámbito pastoral, aplicable al deber de conocer la Biblia en profundidad para ocupar la banca de “pastores” en la Iglesia.
El mayor problema que tiene un Gobierno. El mayor problema de los excelentes y extraordinarios teólogos. El mayor problema de los más honestos y mejor capacitados políticos. El mayor problema de los amantes indefectibles de la Verdad, es el mismo en todos estos casos, que el de más abajo, el que no sabe lo que debe, el que no lee, no sabe escuchar y hacer inferencias, no razona justo, no gobernó correctamente, no investiga ni sabe elaborar tesis propias; son mentirosos, tienen el cerebro lavado, y aman la mentira y la maldad, OPINEN “poniendo palos en la rueda” de los primeros.
¿Cuánto tiempo debe tener de trayectoria ministerial un hermano o una hermana para que le reconozcan pastor o pastora? ¿30 años, 10 o 3? El Nuevo Testamento contiene elementos suficientes para que confiemos que con 3 años de fidelidad ya alcanzaría para ser designado ministro. Pero, las denominaciones, según sus diversos intereses, establecen o improvisan reglas de exigencias variadas, que nada tienen a ver con los principios bíblicos.
Usted puede ser doctor en Calvinismo o tener una trayectoria de 50 años fundando iglesias para el Arminianismo, que a los ojos de Dios todavía es NIÑO espiritual, incompetente para ser designado “ministro del nuevo pacto”.
Mientras no tengamos la revelación del Plano Eterno de Dios, y en cuanto no estemos educados, instruidos y disciplinados en la “economía divina”, el Señor de la Iglesia no nos puede llamar a ser pastor o pastora ni a ocupar ningún otro cargo ministerial.
Con todo, entre el doctor en teología y el hermanito que apenas sabe leer, y es deficiente en todo; entre el que puede esgrimir 30 años de ministerio o 60 de fundador de iglesias, y la hermana o hermano simples, humildes, que se dejan enseñar, instruir y corregir, y no son rebeldes, ensimismados, y contumaces, claro que los mejores son estos y no los anteriores.
Están muriendo pastores. Conozco a casi todos los de mi nación, y puedo afirmarles que los que son grandes para los hombres, muchas veces no son nada ante Dios. Los que los engrandecen y exaltan, comúnmente, son jerarcas de las iglesias de los hombres, y no de Dios.
Segunda Epístola de Juan 4-11 nos juzga: Mientras andamos en la verdad, ya sea porque estudiamos mucho, investigamos, analizamos, desechamos las mentiras, el engaño, la falsedad, ES ALGO. Pero si por andar en la verdad no amamos, NO ES NADA. Yo también me gozo cuando un siervo, una sierva anda en la verdad, pero también debemos amarlos, y de cada uno de nosotros depende de que nos tengan por el mejorcito de entre los malos, o como bueno de verdad.
Hace unos días alguien denunció al presidente de ACIERA, y otro le defendió como siendo humilde y amoroso. En mi intrascendente experiencia, ya son décadas de conocer jerarcas que no aman, liderando iglesias y consejos pastorales. Y si juzgo, creo no ser parte del vulgo opinador sino de los que realmente buscan andar en la verdadera Verdad, el Plano Eterno de Dios.
Misión Mundial de la Gracia
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