Colosenses 4. [7-18] 17; Filemón 2-3
Arquipo: Nadie habla de mí; soy un anónimo; desconocido. ¡Quién diera que al menos publicaran críticas contra mi persona, así sabría que existo!
Interlocutor: ¿Y cómo te atreves a hablarme, ¡fantasma!?
Arquipo: Es que necesito saber quién soy…
Interlocutor: Te digo: Eres el que no cumple con su ministerio y ya espera ser conocido, reconocido y recompensado…
Arquipo: ¿Pero cuántos son famosos sin cumplir un ministerio?
Interlocutor: ¿No leíste a Lucas diciendo que el dinero engaña? ¿Y de Jesús siendo tentado por el Diablo justo en eso, pero venciéndole?
Arquipo: Ahora entiendo. Ellos reciben ministerios de los hombres, y yo lo recibí del Señor…
Interlocutor: Exactamente; y su público le conoce sólo en la apariencia, y el tuyo es tu propia familia que constantemente buscará de verte "en el Señor" que te llamó, y no como enviado de Él a ella…
Arquipo: ¿Mi familia? Les doy todo, y no cambian. Hasta para servirme en lo esencial, les cuesta.
Interlocutor: A mí, el Señor me asignó un ministerio “sin paradero fijo”, y a vos te nombró “compañero de milicia” nuestro aun estando yo en la cárcel, y mientras los pastores Timoteo, Filemón y Apia ministran las gentes, tú les creas “iglesia en tu casa”. ¿Te parece poco, y opaco? Sin tu trabajo, el nuestro no permanecería.
Veo que no atiendes suficiente a Lucas, sin embargo, es él que nos
asegura que sos joven y fuerte y que tu salud es muy buena, que deberías
trabajar más, y menos preocupado, pues, quien te llamó, ungió y nombró fue el
mismo Señor. No se trata de llegar a la fama, sino de que tu producto sea noble.
También manifiestas menosprecio para con los correos Tíquico y Onésimo, ¿sería, por caso, que deseas un diálogo directo conmigo? Pues, te doy atención rogándote: CUMPLE EL MINISTERIO QUE RECIBISTE EN EL SEÑOR. Yo, Pablo, recibí DEL SEÑOR, mientras tú, EN EL SEÑOR. ¿No es maravilloso tu llamado? No eres un fantasma. Eres el Ministro encargado de crear la RED-IGLESIA por las casas. ¡Anda, y sé valiente! A Mamón le sirves si buscas la vitrina, pero a mí me sirves hasta encarcelado, para el Reino Eterno de Dios.
Tito Berry
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