1) Que el Arrebatamiento no existirá
2) Que Jesús ya vino por segunda vez, ocultamente, y está en la tierra
3) Que el Jesús cristiano no es el Mesías
Creo que los cristianos no debiéramos dividirnos en “pretibulacionistas”, “medio tribulacionistas”, y “postribulacionaistas”. Lo importante es creer o no en el Arrebatamiento de los santos. Si aún podemos creer que todavía podemos andar en el Espíritu, necesitaremos volvernos de esa época medieval de dudas, confusiones y disputas entre hermanos “por doctrinas”, a la revelación original de las Sagradas Escrituras.
La Justicia de Dios; las dos dimensiones de la vida humana, la terrenal y la celestial; los dos tipos de cuerpos, el corruptible y el incorruptible, y principalmente, el Plano Eterno de Dios, el Tribunal de Cristo, y las Bodas del Cordero demandan que creamos en la Doctrina del Arrebatamiento. Por ello, respondemos a la primera Objeción, que “todo ojo lo verá”, y por tanto, no habrá Arrebatamiento. La Segunda Venida de Cristo es un período, no apenas un instante. Un tiempo largo que abarca el Arrebatamiento del Hijo Varón de Apocalipsis 12 antes de la Gran Tribulación, hasta el final de la Gran Tribulación. Después de todo, no es la única doctrina implícita en las Escrituras, y no explícita, como la TIUNIDAD de Dios, y el MILENIO.
Las Objeciones 2 y 3 no trataremos aquí. La primera, está siendo ampliamente usada por las sectas, y la segunda, es la predilecta de la mayoría de los judíos, siendo que la número 1 de las tres, es propia de los que ven la Segunda Venida de Cristo con el negacionismo de los Arrebatamientos. Es la Iglesia Romana la principal en negar el Arrebatamiento, como leemos: “La alusión a un rapto en la cual Jesús aparecerá en el cielo al final de los tiempos de forma invisible para raptar a la Iglesia es totalmente falso, Jesucristo vendrá al fin del tiempo pero será una venida visible y gloriosa que nadie podrá ignorar (Cf. Ap 1,7) Será entonces cuando ocurrirá el juicio final; vivos y muertos serán llevados de este mundo a la presencia del Señor. No existirá un ‘rapto secreto’ anterior al fin del mundo”.
Tener una fe muy esotérica y espiritualista, demanda que leamos el futuro como puro misterio. La propia palabra esotérico quiere decir oculto, y lo espiritualístico tiene todo a ver con lo que la Sociología llama Religiosidad Popular, para no decir supersticiones. La palabra supersticiones aparece en el Nuevo Testamento en Hechos 17. 22. Y cuando leemos al futuro como misterio, dejamos de verlo planificado claramente paso por paso. El Apocalipsis contiene una parte de misterios, sí¹, pero la mayor parte es revelado [1. 1], por tanto, tiene sí una explicación, y no podemos explicarlo hiriendo el Plano Eterno de Dios, sino pudiendo encajar exactamente todo, sin incoherencias. Por ello, antes de procurar descifrar el Apocalipsis y ver el Arrebatamiento en el Nuevo Testamento, necesitamos discernir el Plano Eterno de Dios.
¹ “Las cosas que han de ser después de estas” [1. 19] y; “las cosas que sucederán después de estas” [4. 1].
Quienquiera que busque objetar mi entendimiento del Misterio de Cristo mediante la administración de la Gracia de Dios que me fue concedida, como Pablo testifica en Efesios 3. 1-12, merece mi respeto, porque la tengo muy en claro que nadie a quien no se le haya revelado el PED: Plano Eterno de Dios, podrá quedar satisfecho con mi explanación, y volverá a tratar de justificar una de las tres posiciones mencionadas en la cual se haya acomodado. Descartando que mis lectores, en su gran mayoría no saben de qué hablo cuando digo Plano Eterno de Dios, o que razonan limitados a propósitos humanos y temporales, y no a lo que realmente es, y está descripto en la Biblia desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, medite conmigo, por favor, en la siguiente observación estrictamente bíblica:
El hijo varón de Apocalipsis 12 es la parte fuerte del pueblo de Dios. En el pueblo de Dios, incluso entre nosotros los que más nos hemos ya liberado del Agustinianismo [católico], el Luteranismo [luterano], el Arminianismo [arminiano] y el Calvinismo [de Calvino], hay una parte fuerte. Esta parte será arrebatada al trono de Dios antes de la gran tribulación. La mujer será dejada en la tierra y pasará por la tribulación, pero la parte fuerte, el hijo varón, será arrebatada al trono de Dios antes de la tribulación. ¿Por qué será arrebatado el hijo varón antes de la tribulación? Porque Dios necesita al hijo varón para que pelee contra Satanás y lo arroje del cielo. Aunque Dios tiene muchos ángeles que pelearán, la victoria final sobre el enemigo no la ganarán los ángeles sino el hijo varón. Dios necesita al hijo varón. El avergonzará al enemigo y lo derrotará usando al mismo hombre que Satanás corrompió. Es como si Dios dijera: “Satanás, corrompiste al hombre que Yo creé. Pero de ese hombre corrupto, he obtenido un hijo varón para que te derrote. Él no te derrotará principalmente en la tierra sino en el cielo”. El hijo varón, al ascender hasta el trono, peleará contra Satanás, y lo arrojará del cielo a la tierra. Esto es parte del “testimonio de Jesucristo”. Aunque Jesús derrotó a Satanás en la cruz, es necesario que la iglesia ejecute esa victoria sobre el enemigo. Solamente la parte fuerte del Cuerpo, el hijo varón, ejecutará la victoria de Cristo sobre Satanás, pues muchos miembros del Cuerpo fracasaron en esto. El hijo varón será arrebatado a los cielos para cumplir este cometido, y no que Jesús lo necesite por alguna carencia o limitación, sino porque así Dios lo ha planeado, y también es una manera de recompensar a los que más renunciaron a su “yo” aquí, conforme Apocalipsis 12. 9, llegando al tercer grado de: 1) Tener experiencia con la sangre de Jesús; 2) Además de tener esa experiencia, testificar de ella abiertamente, y 3) llegar a mártir por Jesús.
El arrebatamiento no tiene el único fin de bendecirnos. No debemos decir: “¡Qué bueno para mí ser arrebatado a los cielos!” Debemos entender que Dios necesita arrebatarnos; debemos ser arrebatados a los cielos para pelear contra el enemigo. Si al oír esto uno dice: “No quiero subir de esta tierra llena de peleas, para participar en otra guerra”, quiere decir que uno está descalificado para ser arrebatado antes de la tribulación. Si usted no vamos al cielo al encuentro de Satanás para arrojarlo, él vendrá a la tierra al encuentro nuestro, y seríamos derrotados. Debemos ser el hijo varón. Debemos desear intensamente ser parte del hijo varón. No apenas permanecer satisfechos con ser parte de la mujer, que es el Cristianismo en su totalidad. Ser incluido en el Vencedor, que es Jesús, como reales vencedores, debiera ser nuestra meta. Él ya nos salvó por gracia, ¿no nos esforzaríamos por entrar al Reino ejercitándonos para ser fuertes, por medio de la consagración hoy?
La parte de la cosecha que madura primero es llamada las primicias. Las primicias serán arrebatadas a Sion en los cielos antes de la tribulación. Según lo indica 14:4, las primicias son “los que siguen al Cordero por dondequiera que va”. Las primicias son arrebatadas a la casa de Dios en Sion como ofrenda fresca para el deleite de Dios. Esto trae satisfacción a Dios. De acuerdo con el tipo del Antiguo Testamento, las primicias de la cosecha madura no eran llevadas al granero, sino al templo de Dios (Ex. 23:19). Esto indica que los primeros vencedores serán llevados a la casa de Dios en el cielo para el deleite de Él. No somos arrebatados principalmente para nuestro deleite, sino para el deleite de Dios. El objetivo del arrebatamiento es derrotar al enemigo y satisfacer a Dios. Nosotros no debemos ser solamente los candeleros de hoy, sino también el hijo varón que guerrea contra el enemigo de Dios, y además las primicias que satisfacen el deseo de Dios.
Desde hace por lo menos un siglo y medio, el arrebatamiento de los santos ha sido un asunto complicado para muchos cristianos que buscan seriamente al Señor. En términos generales, existen tres escuelas en cuanto al entendimiento del arrebatamiento: la que afirma que ocurre antes de la tribulación, la que asevera que sucede después de la tribulación, y la que se conoce como el arrebatamiento medio-tribulacionista. En cada uno de estos puntos de vista ha habido santos muy espirituales bastante versados en la Biblia. Debido al conflicto de opiniones, ha habido mucho debate acerca del arrebatamiento. Si deseamos ardientemente olvidarnos de los diferentes puntos de vista y ocuparnos solamente de la palabra pura de Dios, en completa armonía y concomitancia con Su Plano Eterno, no debemos temer afirmar lo que afirmamos aquí, porque ante todo, no somos ni mínimamente Antropocéntricos sino completamente Cristocéntricos:
El arrebatamiento de los vencedores
En la Biblia vemos dos aspectos del arrebatamiento: el de los vencedores y el de la mayoría de los santos. Esto no significa que haya solamente dos arrebatamientos. En el arrebatamiento de los vencedores hay por lo menos tres categorías. Por ejemplo, el arrebatamiento de las primicias difiere del arrebatamiento del hijo varón. El hijo varón (12:5) está compuesto de los vencedores que murieron y que son resucitados. Las primicias (14:1-5) son los vencedores que todavía estén vivos, los que nunca pasaron por la muerte. Cuando llegamos al capítulo doce, vemos que el hijo varón, igual que la mujer vestida del sol, es un símbolo. El hijo varón que aparece en el Apocalipsis es engendrado, es decir, dado a luz. Consideremos al Señor Jesús. Él fue engendrado por Dios como el Hijo primogénito en la resurrección (He. 1:5; Hch. 13:33). El hijo varón también será engendrado en resurrección. La resurrección del hijo varón será su nacimiento. Apocalipsis 12:11 dice que los vencedores que conforman el hijo varón son fieles hasta la muerte, vencen al enemigo por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, y menosprecian la vida de su alma hasta la muerte. Esto indica que todos los que están incluidos en el hijo varón son fieles hasta la muerte. Muchos de ellos han sido martirizados. Por consiguiente, el hijo varón, el cual incluye a todos los vencedores que murieron, es diferente de las primicias, pues éstos son los vencedores que estén vivos. Aparte del hijo varón y de las primicias, existe otro grupo de vencedores, que son los vencedores tardíos, aquellos que vencieron al anticristo, su marca, el número de su nombre y su imagen; ellos serán arrebatados y estarán en pie sobre el mar de vidrio alabando al Señor. Por lo tanto, con respecto a los vencedores, vemos por lo menos tres clases de arrebatamientos. Además de esto, vemos el arrebatamiento individual de los dos testigos en el capítulo once.
El arrebatamiento de los vencedores es la primera clase de arrebatamiento, y el arrebatamiento de la mayoría de los santos, lo cual se considera en Apocalipsis como la cosecha (14:15), es la segunda clase de arrebatamiento. En Levítico 23:10 vemos un tipo del arrebatamiento, el tipo de la cosecha que madura en el campo. Algunas cosechas maduran temprano y otras más tarde. El fruto que madura primero es considerado las primicias. En el Antiguo Testamento las primicias siempre eran llevadas al templo de Dios, y no al granero. Éxodo 23:19 claramente dice: “Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios”. Las primicias eran traídas del campo al templo de Dios para el deleite y la satisfacción de Dios. Cuando el campo estaba completamente maduro, era el tiempo de recoger la cosecha. Después de segarse la cosecha, era traída al granero. Esto es solamente el tipo. La cosecha es el pueblo de Dios (1 Co. 3:9), y los primeros frutos que maduran son las primicias de la cosecha, y son llevados directamente al templo de Dios en los cielos. Después de esto, el sol brillará con mayor intensidad, y la cosecha que no haya madurado, que todavía esté verde, comenzará a madurar. Cuando toda la cosecha haya madurado, los santos, en su mayoría, serán cosechados y llevados al aire. El aire corresponde al granero. En la mayoría de los campos el granero está entre la casa y el campo. La cosecha es almacenada en el granero, pero las primicias se llevan a la casa para que el primero en disfrutar de la cosecha sea el labrador. Pese a que muchos maestros han escrito sobre el arrebatamiento, muchos de ellos no se han interesado en este asunto de la cosecha de Dios. En Mateo 13 el Señor Jesús revela que El vino a sembrar la semilla en el campo. En 1 de Corintios 3 Pablo les dice a los corintios: “Vosotros sois labranza de Dios”. Por último, en Apocalipsis 14, tenemos las primicias y la cosecha. Esto nos presenta el concepto básico con respecto al arrebatamiento.
Muchos cristianos son demasiado superficiales y miopes. No leen ni estudian la Biblia de una manera exhaustiva. Se basan en algunos versículos aislados y enseñan que todos los cristianos serán arrebatados antes de la tribulación. Afirman que ellos son pecadores lavados por la sangre del Señor, que fueron regenerados por el Espíritu, que son salvos y que ahora están esperando la venida del Señor Jesús, cuando todos seremos arrebatados. En términos generales, esto es correcto y no hay nada erróneo en ello. Sin embargo, ésta explicación es demasiado resumida, inexacta y superficial.
Entender el asunto del arrebatamiento en el Nuevo Testamento es semejante a conducir un automóvil por un laberinto de calles. Es muy difícil determinar este asunto con precisión. Tal vez el Señor lo diseñó de esta manera para que seamos más vigilantes. Es probable que usted esté informado acerca del arrebatamiento de un manera general, y que no conozca los detalles. Lo que necesitamos no es un mapa general, sino uno detallado. La mayor parte de lo que dicen los cristianos en cuanto al arrebatamiento es demasiado generalizado. Por hoy, tengo la seguridad de decir que el Señor nos ha mostrado hasta los más mínimos detalles, y quisiera examinar algunos de ellos.
Indiscutiblemente el Señor Jesús vendrá antes del milenio. Hubo una escuela teológica que enseñaba que la venida del Señor ocurriría después del milenio. Aunque esa escuela todavía existía en el siglo pasado, es probable que para esta fecha esa enseñanza ya esté caduca. Sería perfectamente válido decir que el Señor Jesús regresará antes del milenio y que todos los cristianos serán arrebatados, pero necesitamos conocer bien los detalles.
Me preocupa mucho que la mayoría de los cristianos sean tan literalistas y superficiales. Lo primero que penetra en nuestras mentes es muy difícil de sacar. Una vez que se tiene la idea de que todos los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación, es difícil librarse de esa creencia. Sin embargo, todos los conceptos tradicionales e inexactos deben ser eliminados.
El Arrebatamiento es una necesidad, puesto que la Gran Tribulación vendrá inexorablemente:
Tengamos en cuenta la necesidad de que los vencedores sean arrebatados. Mateo 24:21 revela que la gran tribulación vendrá. En Mateo 24:22 dice: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”. La gran tribulación será tan severa que sus días serán acortados, a fin de que los escogidos la vean como un aliciente para la consagración.
Otra razón por la cual es necesario el arrebatamiento, es que se tenderá una trampa para todos los moradores de la tierra (Lc. 21:34-35). Así como un pescador extiende su red para pescar, asimismo Satanás extiende sus redes para atraparnos a nosotros. En Lucas 21:34 el Señor menciona tres cosas relacionadas con la trampa mencionada en el versículo 35: “Mirad también por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones se carguen de disipación y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día como un lazo”. En este versículo el Señor menciona disipación (se relaciona con comer), embriaguez (tiene que ver con beber) y los afanes de la vida. Desde la segunda guerra mundial, casi todo el mundo ha estado ocupado en estas tres cosas. La industria gira en torno a los afanes de la vida. Lo mismo sucede con las finanzas. Todas las universidades operan para fomentar la industria; la industria, a su vez, tiene como meta producir dinero, y el objetivo del dinero es satisfacer los afanes de la vida. Consideren los billones de personas que hay en la tierra; su única preocupación es esta vida. Todas sus actividades –educación, industria, política, guerra- giran en torno a los afanes de esta vida. Comer, beber y preocuparse por esta vida son los tres elementos principales de esta trampa maligna, esta red usada por Satanás, pero no está mal que lo interpretemos con muchos más males que en este tiempo enredan, como cosas necesarias e imprescindibles para la vida, la cual Satanás arroja para atrapar a todos los moradores de la tierra. En estos versículos de Lucas, el Señor Jesús dice que vendrá el día cuando todos los moradores de la tierra serán atrapados. Dios no creó la tierra por casualidad. Su creación es bella y contiene muchas maravillas. Sin embargo, si estamos atrapados en alguna de esas cosas, seremos capturados por ellas. Por ejemplo, es necesario y apropiado mantener una vivienda adecuada, pero debemos estar en alerta, no sea que esto nos atrape.
Aunque existe el grave peligro de ser atrapados por la comida, la bebida y los afanes de la vida, tenemos que seguir viviendo una vida humana normal. Las personas deben trabajar, y también estudiar, pero no deben permitir que su ocupación sea su trampa.
Por ser personas caídas, carecemos de equilibrio. En Mateo 24:40 se habla de dos que estaban en el campo. No dice que estaban durmiendo ni en comunión ni viviendo enteramente para el Señor sin trabajar. En el 41 se habla de dos mujeres que estarán moliendo en un molino. En la antigüedad el trabajo más difícil para las mujeres era moler trigo. Qué oportuno que las hermanas se opongan a tal trabajo, considerándolo un Derecho Humano dejarlo para consagrarse al Señor hasta su Venida Sin embargo, esto sería un extremismo.
En el otro extremo hay cristianos a quienes sólo les interesa ganar dinero y gastarlo. Ellos dicen: “No debemos ser tan espirituales. Tenemos que ser prácticos y ocuparnos de nuestra esposa y de nuestros hijos. Yo tengo que proveer para mi familia y ocuparme de muchas cosas más. No hace falta que me reúna tanto y tanto me ocupe de mi consagración, cuando claramente la Biblia dice que al momento de la venida del Señor estaríamos trabajando. ¿No podemos acaso adorar aquí en casa, y orar en todo tiempo?”. Pero pasan por alto la palabra que dice que el Señor ‘vendría como un ladrón’. “Vendré a la hora cuando menos lo esperáis”. Quizás el Señor venga cuando estos hermanos más se ocupan en sus cosas, tratando de ganar dinero; mientras que tal vez a los que están en el otro extremo, el Señor les deba decir: “Por culpa de ustedes, Yo demoraré Mi venida”. Argumentan amar demasiado Mi regreso, y son tan fervientes que no hacen otra cosa más que orar por ustedes mismos. Ni siquiera se ocupan en cocinar. Voy a retrasar Mi venida hasta que aprendan a cocinar, a ganarse el sustento, a preocuparse por ustedes mismos en lo que es eterno, y también por los demás”. Esta es la deplorable situación de los cristianos en la actualidad.
Todos debemos trabajar para ganar nuestro sustento; no obstante, debemos hacerlo sin caer en la trampa. Podemos tener muchas cosas, pero nunca debemos permitir que nos dominen. Aprenda a ser equilibrado y a no caer en ningún extremo: el de no hacer absolutamente nada, ni el de estar cargado de los afanes de esta vida. En este asunto, como en tantas otras cosas, hay dos lados. Considere el ejemplo del apóstol Pablo. ¿Acaso no esperaba él la venida del Señor? Si usted examina lo que él escribió, verá que en todo, él tenía objetivos a largo plazo. El nunca dijo: “Queridos santos, puesto que el Señor Jesús puede venir mañana, no necesitan hacer tantas cosas. Deben sentarse a orar”. No, en sus epístolas Pablo parecía estar diciendo, “Mientras que esperamos la venida del Señor, debemos llevar una vida normal”. Aunque no sabemos cuándo volverá el Señor, si sabemos que mientras estemos en esta tierra debemos vivir normalmente para ser el testimonio apropiado del Señor Jesús. Debemos obtener la mejor educación posible y llevar una vida diaria equilibrada. Debemos mantener en orden nuestras casas y ser personas normales en todos los aspectos.
Debemos vivir apropiadamente sin ser enlazados por nada, puesto que esperamos el regreso del Señor. Nuestro corazón no debe estar puesto en nada que no sea el Señor Jesucristo. Sin embargo, esto no significa que no estudiemos ni trabajemos ni nos ocupemos de las tareas diarias, como por ejemplo limpiar. Su abandono personal podría retrasar el regreso del Señor. El Señor les podría decir: “Debéis aprender a ordenar bien todos las cosas; no coloques el Nuevo Testamento antes del Antiguo Testamento”. Debemos aprender a ser diligentes, y a mantener todo en orden. Sin embargo, no debemos fijar nuestra mente en estas cosas. Cuando el Señor diga: “Ciertamente vengo pronto”, podremos abandonarlo todo. Estoy hablando de modo general, incluso, respecto del momento en que el Señor nos llame a su presencia antes del Arrebatamiento bíblico. Cuando los familiares que se queden aún revisen nuestras cosas, no deben encontrar nada impuro, pecaminoso, vano, perverso, ni absurdo, sino el mejor testimonio de cristiano verdadero. Algunos mantienen sus posesiones en orden, pero esto se convierte en una trampa para ellos. Esta es una prueba que pone de manifiesto nuestra verdadera condición. Nosotros estamos aquí como el testimonio de Jesús. Somos personas normales, llevamos una vida normal, pero nada de esta vida nos puede afectar. No somos negligentes, haraganes, ociosos ni indolentes. Pero no hay nada en este mundo que tenga control sobre nosotros. No nos embriagaremos por MAMÓN, el dinero, pasando de fiesta a fiesta, y cumpliendo regímenes alimentarios y de apariencia ostentosos. Estos dos lados del asunto nos forzarán a ser uno con el Señor.
¿Qué significa el arrebatamiento? Significa ser llevado a la presencia del Señor. Si ustedes desean ser llevados a la presencia del Señor, tienen que vivir en Su presencia hoy. Es factible que gran parte de la comunión y adoración suya no esté en la presencia del Señor; tal vez concuerde con su propia decisión; quizá usted no esté en la presencia del Señor, sino en la presencia de su propio gusto y su preferencia. Cuando usted desee tener comunión con el Señor, puede ser que él diga: “Ve a trabajar, o ve a estudiar”, pues, a Él le desagrada que sea fiel en congregarse y en la liturgia, y un “mundano” el resto del tiempo.
Viene juicio sobre toda la tierra habitada
Otra razón por la cual es necesario el arrebatamiento de los vencedores es que vendrá juicio sobre toda la tierra habitada (Ap. 3:10). Este juicio será la Gran Tribulación, que consta de los tres ayes de las últimas tres trompetas, probablemente con las calamidades sobrenaturales del sexto sello y las primeras cuatro trompetas. Esos ayes y esas calamidades serán el peor juicio para los moradores de la tierra. Para ser salvos del juicio, necesitamos ser arrebatados antes que el juicio venga. Si supusiéramos que debiéramos sobrevivir a ese juicio para recién ser arrebatados, tal vez eso incluya la méritocracia, espuria ante cualquier juicio; como desarticulando al mismo juicio.
Vendrá destrucción como dolores de parto sobre los que hablan de paz y seguridad
En 1 Tesalonicenses 5:3 dice: “Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”. Este versículo indica que la destrucción vendrá como los dolores de parto sobre los que hablan de paz y seguridad. Los delegados de las Naciones Unidas usan las palabras paz y seguridad como un lema. Cuando los hombres hablen de paz y seguridad, vendrá destrucción sobre ellos repentinamente.
El diablo desciende a la tierra con gran ira, el ay anunciado sobre la tierra y el mar
Otra de las razones por las cuales es necesario que los vencedores sean arrebatados es que el diablo ha de descender a la tierra con gran ira, lo cual es el ay anunciado sobre la tierra y el mar (Ap. 12:12). En ese entonces ya sabrá que le queda poco tiempo y hará todo lo posible por atormentar al máximo a los hombres. Ciertamente necesitamos ser arrebatados para estar fuera de su tormento maligno.
El gran dragón, Satanás, en su enojo contra la mujer, guerrea contra el resto de la descendencia de ella
Después de que el gran dragón, Satanás, sea lanzado a la tierra, perseguirá a la mujer y guerreará contra el remanente de la descendencia de ella (12:17). La mujer del capítulo doce es la totalidad del pueblo de Dios, que consta de la iglesia y los hijos de Israel. Su descendencia se divide en dos categorías: los que guardan la ley, y los que tienen el testimonio de Jesús. Los ciento cuarenta y cuatro mil escogidos del remanente de Israel ciertamente serán fieles a la ley, y los redimidos, los creyentes, serán los fieles al testimonio de Jesús. El gran dragón, el cual estará lleno de ira contra la mujer, guerreará contra el resto de su descendencia, contra los judíos que guardan la ley de Moisés y contra los creyentes que tienen el testimonio de Jesús. Es necesario que ocurra un arrebatamiento temprano antes de que esto suceda.
La bestia, el anticristo, guerrea contra los santos, y los vence
Apocalipsis 13:7, refiriéndose al anticristo, dice: “Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos”. Los santos son el pueblo de Dios, según lo indica la mujer del capítulo doce. Esto significa que en la gran tribulación el anticristo peleará contra los creyentes que todavía estarán aquí, y los vencerá. Esto indica que él perseguirá a los creyentes durante la tribulación. ¡Cuánto necesitamos ser arrebatados antes de eso!
Necesitamos ser llevados de aquí debido a las cosas tan terribles y horrendas que vendrán. No esperamos que estos eventos sucedan; esperamos que el Señor nos lleve antes que de que ocurran estas cosas. Por consiguiente, es necesario que los vencedores sean arrebatados.
Las promesas
Lograr escapar de todas estas cosas y estar en pie delante del Hijo del Hombre
Llegamos a las promesas relacionadas con el arrebatamiento de los vencedores. Lucas 21:36 dice: “Velad, pues, en todo tiempo rogando para que logréis escapar de todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Según el griego, la expresión “logréis” puede ser traducida “seáis completamente fortalecidos”. En el idioma original esta expresión tiene ambos significados. Cuando somos completamente fortalecidos, podemos lograr escapar. No escapamos por flojos, sino venciendo. Debemos ser completamente fortalecidos para escapar de la trampa y poder estar delante del Hijo del Hombre. Antes que el Señor regrese, estará en el tercer cielo como Hijo del Hombre. Lucas 21:36 revela que los vencedores estarán delante del Hijo del Hombre. Esto significa que serán arrebatados a la presencia del Señor en los cielos. Mientras que la trampa está a punto de ser tendida, nosotros debemos ser completamente fortalecidos para lograr escapar de ella. Yo creo muy atinente lo que dijo Jesús a sus discípulos acerca de las parábolas, pues, si la inspiración de las Escrituras fuera completamente abierta, los demonios y el Diablo copiarían las estrategias de Dios, y se defenderían. Era necesario un plano eterno revelado tan solo a los discípulos verdaderos, a fin de que no sea frustrado en nada. Si usted está familiarizado con la pesca, reconocerá que algunos peces fuertes pueden escapar de la red. De igual manera los vencedores serán completamente fortalecidos para escapar de la trampa y presentarse delante del Señor en los cielos. Esta es una promesa: ser arrebatados antes de la gran tribulación.
Ser guardados de la hora de la prueba
En Apocalipsis 3:10 se encuentra otra promesa en cuanto al arrebatamiento. “Por cuanto has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra”. Algunos dicen que los creyentes serán arrebatados después de la tribulación. Este concepto se encuentra entre el grupo de los Hermanos que siguen a Newton, quienes se separaron del grupo de Darby. El grupo de Newton enseña que todos los cristianos pasarán por la tribulación. Este versículo era un problema para ellos. De acuerdo con este versículo, los vencedores no solamente serán guardados del juicio, sino también de la hora de la prueba; esto implica que serán arrebatados antes de la gran tribulación. Por consiguiente, el arrebatamiento de los vencedores se produciría antes de la gran tribulación.
Los hechos
1. El uno será tomado y el otro será dejado
En Mateo 24:39-42 vemos el hecho del arrebatamiento. Los versículos 40 y 41 dicen: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; la una será tomada, y la otra será dejada”. Aquí vemos dos hermanos en el campo y dos hermanas moliendo en un molino. Un hermano y una hermana son tomados, y los otros dejados. Ambas expresiones tienen que ver con la comida. Mientras vivamos en la tierra no podemos hacer a un lado la necesidad de pervivir. Tenemos que trabajar para poder tener nuestro sustento diario. Así que si usted verdaderamente ama al Señor, debe comprender que mientras lo ama a Él, tiene que ganarse su propio sustento. Mientras dos están en el campo trabajando para obtener su sustento, uno es tomado, y el otro dejado. Externamente ellos son iguales, pero internamente son diferentes. Si lee el contexto, verá que uno vela y está preparado, mientras que el otro no. Uno de ellos está preparado, y el otro no está velando.
2. El hijo varón es arrebatado para Dios
El hecho del arrebatamiento de los vencedores, también se halla en Apocalipsis 12:5. Este versículo dice: “Y ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono”. Observe que el hijo varón no es arrebatado a los aires, sino al trono de Dios. El trono de Dios está en el tercer cielo. Este arrebatamiento sucederá antes de los tres años y medio de la gran tribulación (12:6, 14).
3. Los ciento cuarenta y cuatro mil son las primicias para Dios y el Cordero
El hecho del arrebatamiento se encuentra también en 14:1-5, donde leemos sobre los ciento cuarenta y cuatro mil que vienen a ser las primicias para Dios y el Cordero. Puesto que ellos son las primicias, no son llevados al aire, sino a la casa, el templo, de Dios en los cielos. Los ciento cuarenta y cuatro mil serán arrebatados a Sion en los cielos, antes de que el anticristo obligue a la gente a adorarlo a él durante la tribulación.
Los hechos relacionados con al arrebatamiento de los vencedores son innegables. Los que estaban en el campo y las que estaban en el molino van a ser tomados antes que los demás; el hijo varón es arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, y las primicias son tomadas antes de la cosecha. Nadie puede decir que la cosecha será recogida al mismo tiempo que las primicias. Las primicias son arrebatadas primero, y la cosecha después.
La hora
Consideremos el momento en que sucederá el arrebatamiento de los vencedores. De acuerdo con Apocalipsis 3:10, se producirá antes de “la hora de la prueba”. Más aún, el capítulo doce indica que el hijo varón será arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, esto es, antes de la gran tribulación (12:5-6, 14, 17). Además, los ciento cuarenta y cuatro mil, las primicias, estarán de pie en el monte de Sion antes de que las fuerzas del anticristo obliguen a la gente a adorarlo a él y su imagen durante la gran tribulación (14:1-5, 9-12). Si usted lee detenidamente el capítulo catorce, verá que después de que las primicias son tomadas al monte de Sion que está en el cielo, en la tierra el anticristo erigirá su imagen en el templo y obligará a la gente a adorarla. No puede uno argumentar al respecto, a menos que no crea lo que dice la Biblia. Si creemos lo que la Biblia dice, tenemos que reconocer que algunos creyentes serán arrebatados al tercer cielo, no a los aires, antes de que el anticristo persiga al pueblo de Dios.
El lugar
1. En pie delante del Hijo del Hombre
Los vencedores serán arrebatados y llevados ante el Hijo de Dios en los cielos (Lc. 21:36). Cuando sean arrebatados los vencedores, Cristo todavía no habrá salido del cielo para venir a los aires, mucho menos a descender a la tierra. Los vencedores que han escapado de la trampa del diablo, estarán en pie delante del Hijo del Hombre en los cielos.
2. Son arrebatados al trono de Dios
Según lo indica 12:5, el hijo varón será arrebatado al trono de Dios en los cielos. Pienso que la mayoría de los cristianos sabe que 1 Tesalonicenses 4 habla de que aquellos que estén vivos y permanezcan en la tierra serán arrebatados a los aires. Aquí vemos que el hijo varón será arrebatado al trono de Dios que está en los cielos.
3. De pie en el monte de Sion
El hecho de que las primicias estarán de pie en el monte de Sion en los cielos también prueba que el lugar al cual serán arrebatados los vencedores es los cielos. Todos estos versículos indican que los vencedores no serán arrebatados a los aires, sino al tercer cielo. De manera que, con respecto a la hora y el lugar, el arrebatamiento de los vencedores es absolutamente diferente del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes.
Las condiciones
1. Orar y velar siempre
Veamos ahora las condiciones para el arrebatamiento de los vencedores. Nos referimos con esto a los términos y al precio que tenemos que pagar para poder tener parte en este primer arrebatamiento. Ante todo, debemos orar y velar en todo tiempo (Lc. 21:36). Velar y orar siempre no significa que solamente oremos y no trabajemos ni durmamos ni comamos; quiere decir que mientras trabajamos, tenemos un espíritu de oración y que constantemente oramos. Para orar constantemente no tenemos que dejar de trabajar. Si usted no puede orar mientras trabaja, entonces su oración no debe de ser muy genuina; es posible que sea un rito y una actividad religiosa. La mejor oración consiste en que mientras uno está ocupado trabajando, acude constantemente al Señor con un espíritu viviente. Esta es una oración verdadera y genuina. Todos podemos orar continuamente. Aun mientras hablo estoy orando. Necesitamos ser personas que oran. Necesitamos ser hombres de oración y tener un espíritu de oración. Necesitamos orar en todo momento. Esto es lo que significa orar siempre.
2. Velar y estar preparados
La segunda condición es que tenemos que velar y estar preparados (Mt. 24:40-44; Lc. 12:35-40). Debemos decir: “Señor, estoy ocupado trabajando, pero estoy preparado para irme contigo. Señor, aquí estoy limpiando mis cosas y manteniéndolas en orden, pero no quiero vivir aquí para siempre. Estoy listo para que me lleves”. ¿Puede usted decirle esto al Señor? Estar preparado no significa que dejemos de trabajar y no hacer nada. En el año1996 me tocó vivir una experiencia muy fuerte en Blumenau, Santa Catalina, Brasil. El pastor principal de donde yo era auxiliar, era enfermo de envidia. Su familia también. Un día se unieron para acusarme, en pleno apogeo de aceptación de la comunidad, abiertamente; pasamos cinco meses en el banco, habiendo renunciado, y al no soportar más ver a mi esposa llorando el culto todo, y un grupo de hermanos menospreciándonos, como hoy el lawfare consigue de la gente por calumniar a los adversarios políticos de esos mediocres, nos retiramos. Caminando por nuevos barrios, sin saber qué hacer, pero en oración, llegué a una señora que me llamó la atención gritando en su ventana. “Jesús, ven”, buscándolo con los ojos en alto. Le pregunté por qué clamaba así, a lo que me respondió: Desde que supe que Él vuelve, no hago más nada sino esperarlo. Me contó que estaba sola, y no tenía más una silla donde sentarse, y un colchón tirado en el piso, pues, su única hija de 14 años la abandonó, y llevó las cosas con ella. El pastor partió con 63 años, cuando que hoy debía estar con 83. Mientras tanto, será que todavía no estoy preparado, pero es incontestable que hace 15 años seguí sirviendo al Señor, como nunca antes. Creo que la manera apropiada de esperar al Señor no es ni erigiéndose como el mejor, ni mucho menos persiguiendo a los de abajo, ni consagrándose de manera inútil, sino llevar una vida normal. La Biblia no dice en ninguna parte que nos bañemos, nos vistamos de blanco y esperemos el regreso del Señor así, como un joven en Corrientes, Capital, me dijo en nuestra época, que no estaba jamás sin camisa, porque no sabía a qué hora vendría el Señor. Cuando el Señor Jesús dice que nadie sabe la hora, sugiere que no hay que vestirse diferente porque Él vendrá, sino que debemos preparar nuestro corazón, porque este cuerpo ya no nos servirá luego de que nos rapte. De la misma manera, dos hermanos estarán trabajando en el campo, para sorpresa de ambos, uno será tomado repentinamente y el otro será dejado.
No podemos entender la Biblia según nuestros conceptos humanos. Muchos cristianos que esperan la venida del Señor, tienen el concepto de que el Señor viene pronto, y que, por ende, es mejor no hacer nada. Eso no es así, todo depende de una vida normal y del contacto continuo con el Señor en un espíritu viviente. Dígale al Señor: “Señor, no tengo ataduras en la tierra. Estoy preparado para irme en cualquier momento que quieras llevarme”. Esta es la manera de velar y estar listo.
Cuando el Señor dice en Apocalipsis 3. 3 “si no velas, vendré sobre ti como ladrón…” la preposición “sobre” en griego es “epi”, que equivale “entre”, y se puede leer “vendré entre tú y otro”. El Señor desciende entre dos personas comparadas con cosas para un ladrón: cosas valiosas y cosas baratas. ¿Cuáles se llevaría el ladrón? Además, está también implícita la idea de sorpresa, por el contexto. El ladrón roba cosas valiosas, a una hora que nadie sabe. La salvación es por gracia, pero para el seguir a Jesús, el ser un discípulo, el ganar un ministerio, el ganar el reino, el recibir recompensas y galardones, hay que pagar el precio, y puede que a los desprevenidos y superficiales el arrebatamiento de Cristo les ponga en apuros, y que ni aun oyendo a los prudentes decir “no sea que no haya suficiente para nosotras y vosotras [vírgenes =salvas], id más bien a los que venden, y comprad para vosotras” alcancen a convertirse en valiosos, dignos de ser arrebatados.
3. Amar la presencia del Señor
La tercera condición es amar la presencia del Señor. En 2 Timoteo 4:8 Pablo dijo: “Y desde ahora me está guardada la corona de justicia, con la cual me recompensará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su manifestación”. Pablo dice que la corona de justicia está reservada para los que aman la venida del Señor. Debemos decirle al Señor: “Señor Jesús, te amo, y amo Tu venida”. En todo caso, amar la venida del Señor no significa que no tengamos que vivir normalmente. Por el contrario, si amamos Su venida, tenemos que vivir hoy más normalmente, más conectados a Él, y su Palabra, y menos, mucho menos perdiendo el tiempo y gastando en lo innecesario para vivir.
4. Guardar la palabra de Su perseverancia
Otra condición es guardar la palabra de Su perseverancia (Ap 3:10). Para ser el testimonio de Jesús, debemos guardar la palabra de la Biblia. Pero si hacemos esto seremos perseguidos. A través de los siglos, los santos han sido perseguidos y martirizados por ser fieles a la palabra del Señor. Hoy también nosotros debemos ser fieles a la palabra del Señor. No seguimos tradiciones ni religión. Solamente nos ocupamos de la palabra del Señor, que es la palabra de Su perseverancia. Es por esto que sufrimos persecución. Por eso necesitamos la perseverancia del Señor. Debemos sufrir con perseverancia la persecución que ejecuta la religión. La palabra que guardamos es la palabra de la perseverancia del Señor. En días finales, en que abunda el conocimiento, y a quienes buscamos vivir en el Principio, nos catalogan atrasados, acartonados, medievales, fundamentalistas, debemos observar con detenimiento cuál ha sido la perseverancia del Señor. ¿Por caso, la Ley Mosaica? ¿Por caso, la Tradición Moral? ¿Por caso, una religiosidad atada al templo? ¡No! Su perseverancia está en su conexión y comunión con el Padre; su amalgama de la divinidad con la humanidad sin pecado. Muchos sufren persecución por su obstinación en cultura, tradición, moral e ideas, y por su contumacia y la intolerancia. Nuestra perseverancia debe ser por una razón de vida indisoluble entre nosotros y las tres divinas personas de la Deidad. Así, no necesitamos “alterar el orden” mundano. Con tan solo ser Sal y Luz, las personas tendrán Palabra de Dios en sus corazones. Estos días, haciendo fila, he visto gente mundana hablar sandeces, y atrás una hermana cristiana [a juzgar por sus manifiestos rasgos pentecostales] adhiriéndose al mismo hablar. Me puse a pensar y el Espíritu Santo me dijo: “Si no sabes qué decir, o cómo reaccionar, o careces de una clara y verdadera palabra, calla y ora”. Si hablar lo indebido por el cristiano, no da a conocer la Palabra de Dios, mucho menos adhiriéndonos a concordar con lo que los otros digan.
5. Vencer, y guardar las obras del Señor
Por último, si deseamos ser arrebatados en el primer arrebatamiento, tenemos que vencer el cristianismo degradado y guardar la obra del Señor. En 2:26 el Señor dice a los de Tiatira: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones”. Nadie puede refutar el hecho de que la Iglesia Católica Romana ha negado las obras del Señor. ¿Qué son las obras del Señor? Primeramente, Su muerte en la cruz. La Iglesia Católica Romana niega esto, porque no enseña a confiar en la muerte del Señor para así ser salvos. Al contrario, enseña a orar a ciertos santos, a donar dinero, a portarse bien, y aun a sufrir. Haciendo esto, los que están en la Iglesia Católica Romana abandonan lo que hizo el Señor en la crucifixión para redimirnos. La Iglesia Católica Romana también niega la resurrección; olvida por completo todo lo que el Señor ha hecho. El catolicismo enseña que si uno da limosnas, un pariente puede reducir su estancia en el purgatorio. Este es un ejemplo de su ignorancia acerca de lo que el Señor hizo en Su resurrección. En la epístola a Tiatira el Señor parece estar diciendo: “Debes vencer el catolicismo y guardar mis obras. Debes guardar todo lo que he hecho por ti. No debes adorar a María; al contrario, debes guardar Mi redención, Mi ascensión y mantenerme dentro de ti. Estas son mis obras. No confíes en tus buenas obras, tus contribuciones, tus oraciones a los santos, tus ayunos ni tus sufrimientos”. No obstante, a pesar de las palabras del Señor, los católicos continúan haciendo a un lado las obras del Señor.
Debemos vencer el catolicismo y guardar todo lo que el Señor ha hecho por nosotros. Nunca adoraremos a María. Aunque ella es una hermana, y nosotros hablamos de ella como tal, nunca nos dirigiremos a ella como “Madre María”. Ella no es la madre de Dios, y es terrible aun decirlo. El catolicismo enseña que Cristo es el Hijo de María, pero en la epístola a Tiatira que tipifica la Iglesia Romana, el Señor Jesús dice que Él es el Hijo de Dios (2:18). Puesto que el catolicismo hace a un lado las obras de Cristo, la mayoría de los que estén en él, no serán arrebatados antes de la tribulación. Al contrario, de acuerdo con Apocalipsis 17:16, Dios usará al anticristo y sus diez reyes para matar a muchos en la Iglesia Católica Romana. En 2:23 el Señor Jesús dice a los de Tiatira: “A los hijos de ella heriré de muerte”. Por consiguiente, no serán arrebatados. Tenemos que vencer el catolicismo degradado y volvernos a las obras del Señor Jesús, quien murió por nosotros, resucitó, ascendió y vendrá por nosotros. Debemos guardar Sus obras hasta el fin.
El Arrebatamiento de la mayoría de los creyentes
El hecho
El hecho del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes consiste en que “la cosecha es segada” (14:14-16). En 14:1-5 vemos que las primicias son llevadas al monte de Sion en los cielos. En los versículos del 6 al 13 vemos la persecución que sucede bajo el anticristo, el cual erigirá su imagen y forzará a la gente a adorarla. Después de esto, se nos dice que la cosecha está madura. Por lo tanto, de acuerdo con Apocalipsis 14, hay dos clases de arrebatamientos: el arrebatamiento de las primicias y el arrebatamiento de la cosecha.
Los que han de ser arrebatados
1. Los santos que son resucitados
Los santos que son arrebatados con la mayoría de los creyentes son en primer lugar los santos que resucitan (1 Ts. 4:15; 1 Co. 15:23). En 1 Tesalonicenses 4:15 dice que “nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”. Al sonar la final trompeta, los santos que duermen resucitarán, y junto con los santos que vivan, serán llevados a los aires al encuentro del Señor.
2. Los creyentes que vivan y hayan quedado
En 1 Tesalonicenses 4:15-17 se habla de los que vivimos, los que hayamos quedado en la tierra. Esta frase implica que habrá algunos que aún vivirán y no permanecerán en la tierra. Si no fuera así, el apóstol Pablo no habría usado la palabra “quedado”; simplemente habría dicho “los que vivamos”. Esto indica que los santos que vivan constituirán dos categorías: los que están vivos y no permanecen en la tierra, y los que están vivos y quedan en la tierra. Los que están vivos y no permanecen en la tierra, son los que ya habrán sido arrebatados. Para entonces algunos de los santos vivos ya habrán sido arrebatados al trono de Dios en el tercer cielo.
La hora
1. A la final trompeta
El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sucederá cuando suene la última trompeta, esto es, al tocarse la séptima trompeta casi al final de la gran tribulación (1 Co. 15:52; 1 Ts. 4:16; Ap. 10:7; 11:14-15). Algunos dicen que la final trompeta de 1 Tesalonicenses 4 y de 1 Corintios 15 no es la séptima trompeta de Apocalipsis 11, sino probablemente una trompeta que se toca para movilizar el ejército judío. Esta es una interpretación extraña. No veo cómo pueden aceptarla, ya que no es una interpretación bíblica. Cuando el apóstol Pablo escribió 1 Corintios 15, habló de la final trompeta. ¿Cree usted que se refería a la última trompeta del ejército judío? ¡Qué absurdo! ¿De dónde saca la gente estos conceptos? ¡Qué manera tan errónea de interpretar la Biblia! Algunos propagan esta interpretación debido a que necesitan argumentos para justificar su enseñanza de que todos los santos serán arrebatados antes de la tribulación. Sin embargo, ellos saben que la última trompeta, la séptima, será tocada casi al final de la tribulación. De manera que, para afirmar que todos los santos van a ser arrebatados antes de la tribulación, también tienen que demostrar que la final trompeta, mencionada en 1 Corintios 15 y 1 Tesalonicenses 4, es diferente de la séptima y última trompeta del libro de Apocalipsis. Ellos se alejan de la verdad de la Biblia, la cual revela que los creyentes en su gran mayoría serán arrebatados al sonar la séptima trompeta, la final trompeta, que se tocará al final de la gran tribulación. Esto es una evidencia de que la mayoría de los creyentes pasará por la mayor parte de la tribulación. Por lo tanto, la enseñanza de que todos los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación está en completo desacuerdo con las Escrituras.
2. Después de manifestarse el hombre de pecado, el anticristo
El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes se producirá después de que se manifieste el hombre de pecado, el anticristo (2 Ts. 2:1-4). En 2 Tesalonicenses 2 se nos da una base sólida para afirmar que el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sucederá al final de la gran tribulación. Este pasaje indica que antes de ser arrebatados los santos, se manifestará el hombre de pecado, el anticristo, y se sentará en el templo de Dios, “proclamándose Dios” (2 Ts. 2:4). Esta idolatría se producirá después del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes. Cuando los hermanos del grupo de Newton presentaban esos versículos al grupo de Darby, éstos quedaban desconcertados. Darby enseñaba que todos los creyentes serían arrebatados antes de la tribulación, pero el grupo de Newton afirmaba que el anticristo tiene que manifestarse primero, su imagen tiene que ser introducida en el templo, y la gente ha de ser obligada a adorar dicha imagen, antes de que el Señor regrese y los santos sean reunidos con El. Siempre que se menciona este pasaje, quedan en silencio los que enseñan que todos los creyentes serán arrebatados antes de la tribulación.
3. Después de que la bestia, el anticristo, obliga a la gente a adorarlo a él y a la imagen durante la gran tribulación
El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes ocurrirá después de que la bestia, el anticristo, obligue a la gente a adorarlo a él y a su imagen durante la gran tribulación (14:9-16). Esto se revela claramente en el capítulo catorce de Apocalipsis.
4. Después de que Satanás guerrea contra el remanente del pueblo de Dios
El arrebatamiento se producirá después de que Satanás, el gran dragón, pelee contra el remanente del pueblo de Dios durante la gran tribulación (12:17, 14, 5). Esto acontecerá después del arrebatamiento del hijo varón. De acuerdo con Apocalipsis 12, el hijo varón será arrebatado al trono de Dios antes de los tres años y medio, después de los cuales será arrebatada la mayoría de la descendencia de la mujer. Esto significa que después de ser arrebatado el hijo varón, el remanente de la descendencia de la mujer sufrirá la persecución de Satanás. Así que, la mayoría de los creyentes permanecerá en la tierra y será arrebatada al final de la gran tribulación.
5. Al final de la era
El arrebatamiento de la mayoría de los creyentes marcará la “consumación del siglo” (Mt. 13:39). La conclusión de la era ocurre al final de la gran tribulación. De acuerdo con Mateo 13:39, éste será el tiempo de cosechar. Cristo vino a sembrar la semilla en el campo a fin de producir una cosecha para Dios. Esta cosecha será recogida cuando concluya la era. Esta edad terminará con los últimos tres años y medio. Comenzando con la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, se ha determinado un período de setenta semanas. Las primeras sesenta y nueve, se extienden desde el decreto de reconstruir a Jerusalén hasta la crucifixión de Cristo, lo cual comprende un lapso de cuatrocientos ochenta y tres años. Después de la crucifixión, hay un largo intervalo. Finalmente, esta separación se cerrará, y comenzará la última semana, los últimos siete años. La segunda parte de esta última semana será la conclusión de la era del Nuevo Testamento, la cual se extiende desde la crucifixión hasta el final de la gran tribulación. Nadie sabe cuánto tiempo habrá entre la crucifixión de Cristo y el comienzo de la septuagésima semana. Pero Daniel 9 revela claramente que el fin de esta era estará compuesta de los siete años de la última semana. La era llegará a su consumación a la segunda mitad de esos siete años. Casi al final de esos tres años y medio, la mayoría de los santos serán arrebatados. Los vencedores serán arrebatados antes de los tres años y medio. La fecha o la hora del arrebatamiento de los vencedores no se conoce, pero el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes sí; se nos ha dicho que sucederá al tocarse la séptima trompeta, la cual sonará cerca del fin de la gran tribulación.
El lugar
Veamos ahora el lugar al cual será arrebatada la mayoría de los creyentes. En 1 Tesalonicenses 4:17 se revela que el lugar es “el aire”, y Apocalipsis 14:14-16 indica que será “la nube”. Los vencedores [PRIMICIA] serán arrebatados al trono, a la presencia del Hijo del Hombre en el tercer cielo. Pero en 1 Tesalonicenses 4 se nos dice claramente que la mayoría de los creyentes [COSECHA] será arrebatada al aire, y Apocalipsis 14 revela que la cosecha será segada y llevada a la nube. En ese entonces, Cristo ya no estará envuelto en la nube, sino que estará sentado sobre la nube en el aire.
La condición
La condición para que se produzca el arrebatamiento de la mayoría de los santos es que la cosecha esté madura. Apocalipsis 14:15 dice: “Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete Tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura”. Por consiguiente, la madurez es la condición necesaria para que la mayoría de los creyentes sea arrebatada.
Otros Dos Arrebatamientos
Además de estas dos clases de arrebatamientos, el de los vencedores y el de la mayoría de los creyentes, se producirán otros dos arrebatamientos: el arrebatamiento de los dos testigos (11:12) y el arrebatamiento de los santos que vencerán a la bestia, su imagen y el número de su nombre (15:2) [REBUSQUE]. Dejando en un lugar distinto al 1) Hijo Varón, y 2) los Dos Testigos, que son misteriosos, podemos afirmar que hay tres [3] Arrebatamientos: El de las Primicias, el de la Cosecha y el del Rebusque, en la misma forma en que se vendimian los campos.
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